miércoles, 6 de febrero de 2008

La Historia de un libro que no se dejaba encontrar...


Sé que en algún momento escuché de algún escritor sombrío, parafraseando algún otro escritor ya no tan sombrío, que “el lector no es quien encuentra el libro, es el libro quien encuentra al lector”; repito, sé que alguna vez lo escuche y así mismo como lo escuché lo olvide, hasta hace unos días que reflexionando sobre mi historia con un libro llegue a la conclusión que si éste postulado casi metafísico es cierto, lo contrario también lo es, a decir: “no es el lector quien NO encuentra un libro, es el libro quien huye del él”.
Hace quizás unos siete u ocho años; trabajando en una de esas oficinas del Estado con cierto tinte político, que albergan en su vientre kafkiano personajes extraordinarios que de seguro en otras partes no estarías al cabo de que existen, en esa inolvidable oficina conocí a F.F. Él era un ser especial, de pocos atributos estéticos, alta inteligencia y gran sensibilidad, parecía sacado de una novela latinoamericana sesentona de esas que gustan de poetas o escritores fracasados y malditos para hacerlos protagonistas. Comunista hasta la utopía y melancólico hasta el aburrimiento F.F. cumplía con todos los elementos necesarios para ser un blanco perfecto a mi desatinado gusto por el género masculino; sin embargo el peligro fue superado y los acercamientos fueron muy amistosos. En una de esas mañanas tristonas tan frecuentes para él, F.F. quizás por alguna historia de oficina que estaba viviendo, me comentó sobre el fragmento de un libro que para ese tiempo leía, el sociólogo que lo escribía, al mejor estilo de Konrad Lorenz, comparaba el carcajeo del humano cuando está haciendo del Otro un blanco de burla con el sonido que emiten las hienas, aquel animal tan vulgarmente utilizado en las comiquitas para personificar a los delincuentes mediocres e infortunados. Según el sociólogo ese sonido sólo lo emite la hiena cuando tiene la presa oprimida entre sus mandíbulas así como el humano se goza en una gran risotada cuando ya tiene a su presa mancillada.
Entre los más “intelectuales” de la oficina el libro se puso de moda y como yo no pertenecía a semejante elite no me interesé por el ya famoso libro, sin embargo un tiempo después, en una de esas visitas a la librería SUMA que eran casi religiosas y no teniendo en mente algo que comprar, pregunté por el ya celebre libro y para ese momento su precio era de Treinta mil bolívares. Debo confesar que lo primero que se me vino a la mente es que era muy caro y que dejaría que aquello de la demanda y la oferta hiciera lo suyo y al nadie querer el libro (¿quien demonio podía quererlo?) el precio bajaría estrepitosamente y allí haría yo mi entrada y lo compraría, por supuesto si no me encontraba algo mejor en el camino. Ya sé que están pensando que mi ignorancia sobre la economía del mercado es admirable y yo ya lo sabía pero me sorprendí cuando al poco tiempo pregunte por el precio del bendito libro y estaba por cuarenta mil bolívares, razón supremamente mayor para no comprarlo (como iba a gastar realitos en ese librito).
Al llegar aquellos tiempos de golpes de estado y paros petroleros se me ocurrió abrirme un campo de lectura sobre la violencia y el primer libro que se me vino a la mente fue ya saben cual y me fui corriendito a buscar el libro y a pagar lo que fuese y allí estaba yo otra vez en la SUMA frente a un chamo que me decía que el libro estaba en sesenta mil bolívares y yo presta a cumplir mi misión le solicité al chamo que me diera uno y mientras yo buscaba mis realitos regresó con una frase que he escuchado en más de diez oportunidades posterior a que me la dijera en ese momento:
- Lo siento señora no nos quedan ejemplares de ese libro.
- Y cuando lo tendrán otra vez?
- No le sabría decir, con todo lo que está pasando en el país y con lo que han bajado las ventas no sabemos si seguiremos solicitando algunas ediciones. Pero déjenos su número de teléfono y cuando lo tengamos la llamamos.
Ese día pase por todas las librerías que frecuentaba: Ludens, Centro de Cultura Económica, Elite, Lectura, Macondo, las Alejandría y llegue a casa con el Diccionario de la Tolerancia, Las Semillas de la Violencia, Psiquiatría en tiempos de guerra, Psicología del rumor, Huellas de la Violencia, Vivir sin violencia, Autoapoyo en Catástrofes Colectivas, con un dolor terrible en los pies y sin realitos; era sumamente inadecuado que en aquellas navidades del 2002 mientras el país entero estaba haciendo compras nerviosas para llenar su despensa con enlatados, harina pan y arroz yo compraba libros y me quedaba limpia.
Pasado un año, por esos caminos que determina el azar, la vida me puso en contacto con dos amigos especiales quienes sin ellos saberlos me abrieron las puertas hacia un mundo enteramente desconocido en el que me he adentrado con pasión: el mundo de la Salud Ocupacional y mas específicamente el de la Salud Mental Ocupacional y cuando irrumpí en diferentes lecturas y en una de ellas: Ideología, Conflicto y Liderazgo en Grupos y Organizaciones del psicoanalista Otto F. Kernberg, se cita el bendito libro e inicie de nuevo el ciclo y en Tecni- Ciencias del Sambil cuando lo buscaron en el sistema encontraron un solo ejemplar con el módico precio de ochenta mil bolívares y me llene de contentura pero cuando ya estaba todo listo para que lo buscaran resulta que el libro sí lo tenían pero en Tecni-Ciencias de Valencia. Se me fue la contentura pero el vendedor muy amable me dijo que lo mandarían a traer y en una semana estaría allí solito para mí. Esperé con ansias que se cumpliera la semana y cada tres días llamaba. Cuando llegó el libro me fui rauda y veloz a buscarlo y Alejandro (el chamo responsable de la misión libro escurridizo) me orientó hacia el stand de sociología donde con toda seguridad estaba. Revisé de manera acuciosa y no lo encontré, revise de nuevo y nada. Le dije a Alejandro el cual me respondió:
- Señora, el libro debe estar allí. Si acá en la pantalla dice que está allí es porque está allí, el sistema no se equivoca. Búsquelo bien.
Regresé y lo busque de nuevo muy bien: MASA Y PODER de Elías Canetti y nada. Entonces le dijeron a dos muchachos que me ayudaran a buscarlo y no lo encontraron, el libro estaba en el sistema pero allí, en la librería NO.
Me fui otra vez sin el libro y muy triste. Un tiempo después mientras veía algunos libros en Monte Ávila y le compraba a mi mamá “Los Viajes de Vicente Pata Caliente” me tropecé de frente con varios libros de Canetti menos el tan citado libro y le pregunté al chamo, como para no peder la costumbre:
- Lo tenemos pero en otra edición.
No podía creerlo y costaba cuarenta mil bolívares le dije al vendedor que me los buscara y se repitió la historia de hacia unos cinco años:
- Señora yo juraba que lo tenia pero no lo encuentro. En la pantalla sale que tenemos un ejemplar pero aquí en físico no está. Pero puede hacer la solicitud del libro en una planilla que encontrará en la entrada, llénela y anote su numero de teléfono y la llamáremos.
Ya no me sorprendí, ni me entristecí, ni nada. Salí de la librería con mi mamá, mi hija y Vicente Pata Caliente.
Pero un día, de esos demasiado parecidos al resto para que algo distinto pasara, recibí un mail de F.F. como respuesta a uno anterior que yo mandara en cadena y aproveche para cerrar el ciclo después de casi ocho año, fui osada y le pedí a aquel ser inasible y tan escurridizo como el libro, que me prestara su ejemplar y como un mes después recibí su respuesta: tengo tu libro!. Me entusiasme, en ese momento sentí que amaba a aquel casi olvidado amigo y le di todos los santos y señas para que me entregara MI LIBRO y nada ocurrió. De vez en cuando leía el mail para saber si había sido un sueño pero era cierto él me lo había prometido y no había cumplido.
Una noche, en esos momentos en los que de tener tantas cosas en que pensar piensas en las más inconcebibles, empecé a darle vueltas a este asunto del libro y lo entendí todo: Es un libro, es masculino, es un HOMBRE. Cómo fue que no me di cuenta que este Libro/Hombre estaba tan signado por designios patriarcales y lo dejé con una herida narcisista del tamaño del mundo. Que vaina con este Libro/Hombre resentido que sólo porque el día que me hablaron de él no le di importancia y cuando lo tuve frente a frente no lo elegí y preferí a otro, sólo porque cuando me interese en él fue como un peor es nada y siempre hubo alguien mejor a quien preferir, sólo por eso anda evitándome y rechazando mi compañía: desprecia la posibilidad de tenerlo entre mis manos, de adentrarme en su mundo mientras lo miro, no me da la posibilidad de ser envuelta por él.
Esta noche decidí respetar la decisión de mi Libro/Hombre y si no quiere saber de mi no lo seguiré buscando, me dejaré de indignidades y no lo volver a nombrar, acá termina esta historia y quizás este escrito sea una forma de exorcizarla, de dejarla fuera de mí o quizás, quien sabe, sea una manera de decirles a todos que recuerden que el libro se llama: MASA Y PODER de Elías Canetti, si lo encuentran por allí háganme la segunda y… díganle que no hay rencor que le perdono su error que regrese a mi lugar…

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