domingo, 2 de noviembre de 2014

Caracas, ciudad de la furia...


Hoy me levante como todos los días, deseando que el horario de trabajo fuese de diez de la mañana a tres de la tarde, pero la realidad es que La Organización del Trabajo, inhumana y contranatura como es ella, nos impone un horario diferente que nos empuja a levantarnos, cunado menos, a las 4:00 a.m. para poder estar en nuestros puestos de trabajo a las siete de la mañana. Luego de la rutina de preparación, tanto la mía como la de mi hija, me dispuse a trasladarme a mi sitio de trabajo y como mi Luna esta un poquito enfermita me tocaba irme “a pie” es decir tomar una “camionetita”. Allí mientras escuchaba, muy a mi pesar, la estridencia de un reguetón, me enteraba de los últimos acontecimientos de ésta ciudad descrito por dos pasajeros que inmutables parecían contar una película, una historia fría, ajena, lejana y al mismo tiempo tan de nosotros:

-       - Mi esposo me dijo que los habían matado ayer. Eso se veía venir. Mi esposo los conocía, ellos se burlaban  de él, le decían Güevon hasta cuando vas a seguir siendo mototaxista. Ellos se la pasaban luciendo cadenas de oro, carros nuevos y una motos arrechisimas!!! Yo le digo a mi esposo, ellos tenias motos y carros y rial pero tu estas vivo.

-       - Así me dijeron, parece que les metieron plomo hasta en la yema de los dedos.

-       - Mi esposo andaba mal, él vio los cadáveres y los  sesos estaban pegado en las paredes.

-       - Ellos se lo buscaron.

-       - Ya uno no sabe ni quienes son. Hasta el mas pendejo es uno de ellos!!

-       - Coño si, el hijo de la comadre Yadira, que hasta cara de mongolico tenia y que yo siempre pensé que era retardado, me entere que era de los peores, Y eso que ese chamo lo tenia todo, porque mi comadre se fajo para darle todo. Tenia su casa allá arriba, una casa grandota y lo que pidiese se lo daban. Pero igual lo mataron, no tenia ni treinta.

-       - Y el muchachito de Las Adjuntas?

-       - Ese cuando vio venir a los carajos a los que les había quitado una pistola, solo como que dijo “coño me jodi”….

-       - Así dicen, bueno, así dice la carajita que estaba con él, una pelito corto que no pudo ni ir al entierro.

-       - A mi compadre un amigo le encañono a uno de sus hijos por el pecho, el carajo y que estaba jugando y el niño tiene pesadillas y no puede dormir…

-       - Coño, alguien le hace eso a mi hijo y lo mato…

- Llegue a mi parada, me baje con cuidado no me fuese a atropellar un mototaxista. Aunque iba tarde a mi trabajo invite a mi hija a comer juntas y en un “restaurant” como le dice ella a una arepera de las menos honrosa que he conocido, nos comimos una empanada grasienta con café con leche frío, me sabia una irresponsable por darle ese desayuno a mi hija y porque llegaría tarde a su colegio y a mi trabajo, pero la quería muy cerquita a mí esa mañana. La veía comer y escuchaba sus cuentos de niña mientras pensaba la manera de inventarle la vida. Termine mi jornada laboral sin saber a donde dirigirme, deje pasar la tarde, con una angustia inusual, no con esa angustia que he sabido llevar desde los cinco años, era otra, desconocida, oculta, extraña, peligrosa.  

domingo, 28 de abril de 2013

UN DOMINGO DE SUPERHEROES: A PROPOSITO DE BATMAN, AÑO UNO Y IRON MAN III…


Hoy, en horas de la mañana, me dispuse a repetir uno de mis tantos domingos infantiles viendo un poco de comiquitas aún acostada agarrando fuerzas para levantarme. En un casi eterno zapping, debí aterrizar en HBO Family donde pasaban uno de los comics de Batman. Fue inevitable recordar que yo crecí con Batman, lo pasaban en Venevisión a eso de las cinco de la tarde. Fue uno de los héroes que me acompañaron en mi infancia junto con Superman, El Llanero Solitario, Centella, Meteoro, El Hombre Araña y El Chapulín Colorado. Había más en esa época, pero sólo con estos crecí yo. Batman, con su extraño traje y su escenografía tan psicodélica, tan de los sesenta; hace tiempo leí que esa serie en particular era una parodia a los superhéroes, aun no sé si eso tiene algo de real, quizás puede ser cierto, era el tiempo de los sarcasmos y las ironías. Lo cierto es que a partir de los 80 muchos Batman han nacido: unos más guapos que otros, unos más inteligentes que otros, unos más atormentados que otros, unos más Ninjas que otros y unos más Gays que otros; casi todos estos Batmans los he visto, pero el de hoy fue una sorpresa. Ya con mi control descansado y detenida en HBO Family me dispuse a ver Batman, año uno; un comics que al parecer sólo salió en formato DVD y Blue Ray en el año 2011. Densa, oscura, sórdida, con un Batman digno de vivir en una Ciudad Gótica convertida en Sin City. Luego supe que la asociación que tuve entre las dos películas tiene como enlace al historietista y cineasta Frank Miller. No soy una experta ni una gran fans de Batman, pero ésta es recomendable.

Ya levantada invite a mi hija a desayunar, primera sorpresa: mi carrita (Luna) amaneció desenfrenada (algunos lo llaman ¿frenos largos? Yo lo llamo: mejor dejo el carro en casa). A patica fuimos a desayunar y caminamos como hacía tiempo no lo hacíamos hasta descansar al mediodía en un inevitable: Centro Comercial. Nunca he encontrado mucha diversión en ellos, no soy compradora de Centros Comerciales (lo soy de otras cosas y en otras tiendas). Con cara de estoy muy aburrida, mire a mi hija y le pregunté: ¿y ahora que hacemos? Y ella que me conoce me dijo: Vamos al cine. Y allí estábamos revisando las películas y decidiendo entre: Jack el Cazagigantes, Operación Escape y Iron Man III. A mí no me gustan las películas que distorsionan los cuentos originales, a ella no le gustan de Monstruos y decidimos entrar a ver Iron man III. No soy fans de los Superhéroes y ese no me acompañó en mi infancia por lo que no le debo nada; he visto las anteriores junto con mi hermano en DVD y me es insoportable lo arrogante del personaje, aunque creo que es Robert Downey Jr. porque lo encuentro igual de arrogante en Sherlock Holmes, lo que me hace pensar que no actúa: él es así. Lo cierto es que la película me divirtió, es una película que se acerca a la Neurosis de los Superhéroes. En mi infancia lo hizo El Hombre Araña, ese de los primeros comics, vacilante, dubitativo, con una conversación constante consigo mismo, con  diálogos de altura como los que según Mega Mente todo Superhéroe amerita para impregnar su firma. Ese Hombre Araña se quedó en la TV, porque al ser pasado al cine solo mostro un adolescente inseguro, torpe, burla de todo el grupo de pares, más que Neurótico “acomplejado” dejando sin representación a la Neurosis dentro de los Superhéroes. Pues Iron Man llegó con la máxima representación actual de la Ansiedad: Los Ataques de Pánico. Más humano, más sensible, con mayor capacidad de introspección sin dejar a un lado su humor negro y su sarcasmo, Iron Man en ésta ocasión hace una excelente despedida de sus superpoderes sin dejar de ser lo que es un Superhéroe.

Por cierto, lo que más me gusto es que Pepper al final tuviese el poder y la fuerza para cerrarle la boca a Tony Stark, no lo hizo, pero pude fantasear viéndola cerrarle la boca de un superpuñetazo!!!

 

lunes, 8 de octubre de 2012


RECONCILIARME ¿CON QUIÉN?...

Por respeto a todos quienes son unos verdaderos estudiosos de la política y de aquellos que no lo son pero la practica los ha curtido, debo confesar que no sólo soy una irresponsable política sino que también soy una analfabeta política (termino que escuche y leí con frecuencia en estos últimos días). Por eso estás palabras salen desde mi más profundo sentido común.

Nacida en una extrema pobreza, crecí rodeada de afecto, lo que amilano la pobreza material en función de hacer crecer mi riqueza espiritual (aunque suene cursi), mi referente: una madre trabajadora, tímida, respetuosa, honrrada, analfabeta, religiosa, costurera, con unos valores de honestidad infranqueables hizo de mí una mujer determinada por los estudios y la lealtad, su máxima e individual “revolución”. Sin mirar hacia arriba esperando que “alguito” me  lanzara el Estado, estudie sin saber de becas, pensiones,  Partidos Políticos, elecciones, ni de Marx, ni de Capitalismo, ni de Comunismo y así me Gradué de Medico en 1990. Un hermosos logro y nada que la Política se acercaba a mí… ni yo me acercaba a ella. No fue sino a finales de los 90 que la Política no sólo se acercó sino que me arropó, y de un solo coñazo me cayeron encima Partidos Políticos, Elecciones, Marx, El Capitalismo, El Comunismo, La Lucha de clase Sociales, etc y empezó mi drama. He pasado por las dos tendencias que han marcado el destino político de mi país en los últimos 15 años, en los últimos seis años comprendí, me comprendí, y supe que: siempre, SIEMPRE, estaré ubicada en la acera del frente de quien ostenta el PODER; siempre, SIEMPRE, el poderoso no será mi aliado y no me subordinare ante él;  pero nunca esas tendencias invadieron la dimensión de lo personal, profesional o familiar.

Mi día a día está plagado de realidades, mi consultorio está lleno de dolores y sufrimientos determinados por las carencias económicas, de pobreza esperanzada y cuándo esas personas están frente a mí no son Chavistas u Opositores,  son seres humanos que sufren. Cuándo estoy frente a mis amigos chavistas, esos de a pie, a quienes no los ha tocado el poder, esos que no tienen mayor beneficio y satisfacción que sus ideales y principios, no aquellos que ya lejos de mí son hoy la clase burguesa determinada por lo económico, cuando estoy con esos mis chavistas, que incluye mi familia, no siento alguna diferencia con ellos, igual se abruman por sus trabajos, por sus dificultades económicas, por sus conflictos de pareja, son leales y puedo contar con ellos; disfruto decirles que soy opositora, verlos reírse por mi posición y aún así seguir a mi lado. Cuándo estoy con mis amigos “escuálidos” esos de a pie, proletarios, de quince y último, esperanzados por una Venezuela mejor, con sus ideales y principios, no siento ninguna diferencia con ellos, igual se abruman por sus trabajos, por sus dificultades económicas, por sus conflictos de pareja, son leales y puedo contar con ellos.

Entonces… ¿Con quién me debo reconciliar? En estas últimas horas el llamado es a la reconciliación, y nos lo dicen los Medios de Comunicación, los Lideres Políticos, el Elegido, los Partidos Políticos, es decir: Los Poderosos. Los Poderosos nos lanzan una responsabilidad que es de ellos, y yo no la quiero asumir, si alguien llamo a la pelea, a la confrontación, a la lucha fueron ellos, pues reconcíliense ustedes porque YO NO ME HE PELADO CON NADIE. No podemos seguir en ésta distorsión de realidades, afectos y emociones que deben ser llevado a sus espacios y dimensiones,  hoy no es raro que alguien se ofenda más porque le digan FASCISTA que si le dicen Coño de Madre, porque le digan COMUNISTA  a si le dicen Hijo de puta, frases que lanzaron Los Poderosos, y las lanzaron vacías al campo de juego de lo emocional y se llenaron de un significante que no se corresponde con la Historia de este país. Yo sigo viviendo mi propia revolución, esa que comencé cuando niña, porque aún continúa, y ahora la vivo con un miembro más de mi familia: mi hija. Mis afectos están donde deben estar en el campo de juego de lo personal y familiar, de lo emocional, no de lo ideológico, y para terminar comparto con ustedes un cuento corto que escribí hace ya mucho tiempo y aún tiene vigencia…

Caracas, 08 de Octubre de 2012… A 13 horas del inicio del III Reinado de HChF.

 
TROYA

Mientras los teucros y los aqueos combatían con el ardor de la abrazadora llama, los Dioses, desde la cumbre del Olimpo, felices instigaban a unos y otros, haciéndolos irse a las manos y promoviendo una reñida contienda. Se deleitaban en contemplar a los guerreros cuyas densas filas aparecían erizadas de escudos, cascos y lanzas.
En el centro de la batalla, Glauco, vástago de Hipóloco, y el hijo de Tideo, Diomedes, deseosos de luchar, fueron a encontrase en el espacio que mediaba entre ambos ejércitos y después de reconocerse, alegróse Diomedes, y clavando la pica en el almo suelo, respondió con cariñosas palabras a Glauco:
“Pues eres mi antiguo huésped paterno, porque el divino Eneo hospedó en su palacio al eximio Belerofonte, le tuvo consigo veinte días y ambos se obsequiaron con magníficos presentes de hospitalidad. Soy, por consiguiente, tu caro huésped en el centro de Argos, y tú lo serás mío en la Licia cuando vaya a tu pueblo. En adelante no nos acometamos con la lanza por entre la turba. Y ahora troquemos la armadura, a fin de que sepan todos que de huéspedes paternos nos gloriamos”. Dichas estas palabras, descendieron de los carros y se estrecharon la mano en prueba de amistad.
De esta suerte que el resto de los luchadores al verlos buscaron imitar a los valientes, y así el campo que mediaba entre los dos ejércitos, fue lleno de  abundantes fogatas, cuyo resplandor subía por todo lo alto, llenaron las copas de vino y celebróse una hecatombe perfecta de corderos primogénitos en nombre de la jurada amistad. 

Troya aún existe.

Cecilia Dávila Dugarte

09 de enero de 2003     

 

domingo, 8 de abril de 2012

Domingo de Resurrección...



Mientras transitaba por la avenida que bordea al Hospital Miguel Pérez Carreño y que da paso al Puente Los Leones, me quede extasiada viendo los trajes de Nazareno; de diferentes tamaños colgaban en finas e improvisadas cuerdas que hacían las veces de exhibidores y al mismo tiempo invadían a lo largo las aceras dando la bienvenida a la Semana Santa; esas imágenes me remontaron a mi niñez, en aquel hogar gocho insertado en un suburbio maracucho bajo la dirección de una madre rígidamente católica.
En mi familia, en aquella época, la Semana Santa no era motivo de celebración si no de expiación y comenzaba el miércoles de cenizas, luego que te marcaban la frente con una cruz de cenizas en señal de enmienda, de allí en adelante debías pensar en lo que hacías para no cargarte de pecados e ir mas ligero al encuentro con la Semana Mayor. Cada viernes contado a partir de esa fecha no se debía comer carnes rojas entre otras cosas, el jueves santo debía encontrar una casa limpia y ordenada dispuesta para el retiro espiritual, las oraciones y la introspección; desde ese día no se trabajaba y reinaba la calma, estaba prohibida la música, los cantos, los bailes, las risas y entrabas en un verdadero duelo, el ascetismo determinaba esos días de luto, mientras más se acercaba el viernes santo y la crucifixión de Jesús, las actividades prohibidas se multiplican: no podías correr, ni brincar, ni saltar, porque lo estarías haciendo sobre los clavos de Jesús y así contribuyendo a profundizar sus heridas y pasarías a formar parte de la lista de los cómplices de su crucifixión, de igual forma no podías trabajar la madera ni golpearla en tanto correrías la misma suerte.
Pero llegado el Domingo de Resurrección todo cambiaba, la actitud era de celebración, de festejo y alegrías por la Resurrección de Jesucristo, y para celebrar se hacían, cono diría mi madre, siete “potajes”, siete “viandas”, es decir, siete comidas diferentes: sopas, ensaladas, arroz, pescados, dulces, llenaban las mesas y por regla, los creyentes deberían vestir de blanco con rojo (como Las Damas del Corazón de Jesús) o al menos llevar alguna prenda roja. Era una verdadera festividad.
Desde que llegue a ésta ciudad, hace ya 18 años, he visto varios rituales de Semana Santa que sostienen y contienen ésta sociedad y que en tiempos de crisis endulza los miedos y las incertidumbres: la veneración al Nazareno de San Pablo puesta en la fe de tantos creyentes sobre una caminata vestido de nazareno o en el sacrificio de desafiar las multitudes por una gota de agua bendita en la Iglesia de Santa Teresa, la adquisisción de una palma bendecida de esas que nos traen Los Palmeros de Chacao, la rabia y la retaliación desatada en la Quema de Judas, una de las mayores manifestaciones políticas de éste pueblo; cada una de esas tradiciones me conmueve, sin embargo me son ajenas e indiferentes.
Creo, por elección, en las tradiciones y los rituales como dispositivos que dan soporte tanto a personalidades, como a familias y sociedades; y son tan diferentes como cada individuo cada familia y cada sociedad. Mi elección es la celebración del Domingo de Resurrección, así: Domingo de Resurrección no Día de Pascua, que aunque signifique lo mismo siempre será Mí Domingo de Resurrección, ese día en el que todos deberíamos renacer, renovarnos, reanimarnos, redefinir un nuevo propósito en nuestras vidas, un nuevo sentido o reafirmar con las mismas fuerzas el que ya veníamos construyendo; y es que éste es el día en el que se renueva mi fe por la Humanidad.

Cecilia Dávila Dugarte
Caracas, 08 de Abril de 2012.
Domingo de Resurrección.

lunes, 12 de marzo de 2012

"Dos ciervos jóvenes, mellizos de una gacela"






Inspirado en el Libro LA HISTORIA DEL PECHO de Marilyn Yalom

En el trascurso de la historia, las mamas han representado un símbolo insuperable de lo femenino, de la mujer, tanto de la mujer como objeto de deseo como de la mujer nutricia (madre). Nacieron en la prehistoria, descomunales, representando la fertilidad de las Diosas Madres; en la mitología Egipcia Isis amamanta al Faraón proporcionándole inmortalidad a través de su leche materna, por otro lado y en otra cultura la Gran Gea Olímpica amantaba al Gran Dios Zeus. Con la llegada del monoteísmo, la importancia del pecho femenino se hizo más relevante, tanto, que de su función nutricia dependía la bendición o la maldición de una mujer, pero también se asoma discretamente unas mamas que muestran su lado sensual a través del Cantar de los Cantares: “Tus dos pechos como gemelos de gacela” El Cantar de los cantares. 7:3 “Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos a los racimo. Yo dije: subiré a la palmera y asiré sus ramas. Deja que tus pechos sean como racimos de vid” El cantar de los cantares 7:7-8.
Con la llegada del cristianismo los pechos se esconderían ante el constructo teórico de una religión que enseñó a sus creyentes a resentir de su cuerpo y en ocasiones hasta martirizarlo, los pechos pasan a ser un símbolo de lo demoníaco, que el arte develó en sus imágenes femeninas donde los pechos de las mujeres eran tan planos como el de los hombres y su poca voluminosidad sería un indicio seguro de santidad. El siglo XV marca la línea divisoria entre
la Edad Media y el Renacimiento y con ello la aparición del Pecho Erótico, el pecho desnudo se convertiría entonces en la marca imprescindible del erotismo en el arte y es éste ultimo quien, librándolo de las ataduras sagradas, lo asienta en el terrenal campo de juego del deseo masculino.
En el siglo XVIII, aparece un tratado sobre la educación escrito por el filosofo francés Rousseau, proponiendo el no tan nuevo argumento de que la lactancia sería el lazo indestructible que
uniría a la familia y con ello surgiría una nueva y regenerada sociedad, nace una nueva ideología de idealizada maternidad que encontró gran aceptación en la América y Europa de los últimos tres siglos, resaltando nuevamente, la función nutricia de las mamas. Bajo esta tesis, la lactancia se convirtió en un culto que sirvió de matriz a los discursos revolucionarios de la Francia del siglo
XVIII. En las proclamas revolucionarias, la leche sólo sería pura si provenía de las amorosas madres del pueblo mientras que la leche de las aristócratas estaría manchada. Esta asociación de la lactancia materna con las virtudes republicanas y la utilización de las nodrizas como representantes de la decadencia realista, ofreció una elección patriótica a las mujeres: a las que
elegían amantar a sus hijos se les consideraba aliadas políticas del nuevo régimen. La patria se complacía, como lo había hecho la iglesia de la Edad Media, en representarse como una madre que ofrecía sus pechos a todos sus hijos. La iconografía de la Revolución Francesa se pobló rápidamente con mujeres de pechos desnudos, que ahora no sólo significaban feminidad sino
libertad, dando inicio a la politización del pecho femenino. Sin embargo el pecho político tuvo su verdadero auge en el transcurso del siglo XX, en tiempos de guerra. Durante la Primera Guerra Mundial, la propaganda envistió de un nuevo sentido al pecho femenino, el sentido comercial, todos los países en guerra se representaban como mujeres de grandes pechos en las propagandas que pedían contribuciones para financiar la guerra, así nacieron Marianne (Francia) y Britanic
(Inglaterra). El estallido de la Segunda Guerra Mundial llama de nuevo a las mujeres para ser utilizadas como iconos necesarios en el despliegue propagandístico de la guerra, con la diferencia de que ya no se verían mas a Marianne o a Britanica, las figuras femeninas que personificaban a las naciones quedaron catapultadas con la primera guerra, ahora un nuevo cambio se obraría,
las mujeres se personificarían a sí mismas en su supuesta cotidiana realidad.
El pecho volvió a constituirse en el distintivo principal, millones de fotos de mujeres con voluptuosos y resaltados pechos eran el fetiche de innumerables soldados por todo el mundo, este fenómeno tiene su emblema más representativo en las pin-ups. Los hombres que luchaban descubrían en el pecho femenino un recordatorio de los valores que la guerra destruye: el amor, el contacto íntimo, el seno materno. Marilyn Monroe, Gina Lollobrigia, Jayne Mansfield y Anita Ekberg encarnaron a las despampanantes pechugonas en el cine. Los bustos hacían furor porque eran la señal más evidente de feminidad.
El final de la segunda guerra mundial (1945) coincide con el ímpetu de la industria de la televisión y la introducción en los programas televisivos de los spots publicitarios. Las imágenes audiovisuales se convirtieron en un supermercado simbólico de estilos de vida, marcando la subjetividad desde y según los consumos de imágenes que cada soledad realiza. El arquetipo elegido para darse a conocer masivamente fue el de la mujer de grandes y sensuales pechos,
difundido sin contemplación por los aun imberbes mass medias. Estrellas de Hollywood, calendarios, vallas, postales y propagandas de televisión mostraban el ya no tan nuevo modelo de mujer de grandes pechos. Se impone “la chica del sweter”, Lana Turner. En los años cincuenta, las películas de la estrella fílmica Jayne Mansfield, parecían tener un solo propósito: exhibir sus
senos en una serie de sostenes que lo levantaban de forma desmedida.
Es quizás esta extrema erotización del pecho femenino, que a su vez privilegiaba a la mujer como objeto de deseo, que en los años subsiguientes se verían envueltos en luchas feministas que darían su estocada más importante a finales de los sesenta con lo que posteriormente se llamaría “la quema del sostén. Las manifestaciones de la “quema del sostén” que se llevaron a cabo a finales de los años sesenta y principios de los setenta pretendían debilitar la excesiva erotización de las mujeres en general y de los pecho en particular, y llamar la atención sobre las
necesidades económicas y sociales más apremiante, de ellos se desprende la lucha contra el cáncer de mama y el derecho de la mujer de amantar en espacios públicos entre otros. Irónicamente una de las secuelas de la quema del sostén fue el topless, en el cual, si bien es cierto se utilizó como método de protesta en manifestaciones de mujeres feminista, al mercado de la moda le fue de provecho y lo toma para exhibir a sus mujeres con mayor libertad. Los años sesenta ven como el tipo de belleza se va poco a poco des-carnando y los pechos voluminosos pierden espacio para dejar entrar figuras asexuadas e infantiles como la Twiggy y Sandie Shaw, atacando lo catalogado como artificioso, pero al mismo tiempo aprovechado por el mercado de consumo, irónicamente nace la primera topmodels.
En los años ochenta, luego de lo más álgido de las luchas feministas, se impone un nuevo modelo de mujer: liberada, independiente, autosuficiente, capaz de luchar por su entrada en los espacios extradomesticos y con este nuevo modelo de mujer se impone un nuevo modelo de pecho. El seno de moda típico de estos años fue, tal vez, el seno agresivo: Puntiagudo, firme y revestido de un material semejante al acero. En él no había nada de delicadeza ni de nutrimento, sino
que más bien se presentaba como arma. Sin embargo es también en esta época en la que la parcela audiovisual bombardea a los espectadores con imágenes de belleza femenina, y se dejan escuchar sentencias tales como: los senos existen con un solo objetivo: su comercialización. La imagen más publicitada de la época fue Madonna: con sus pechos realmente puntiagudos y envueltos en cuero, pone de moda los brasierrs y los corsés, no sólo para levantar el pecho, si no
convertirlo en verdaderos mísiles. En los años ochenta se inicia la era del remodelado corporal se imponen los implantes de silicona, los aerobics y al inicio de los muy “light” años noventa el mundo de la moda anuncia que los senos volverán a ponerse de moda y comienza la comercialización de una figura ideal que sigue teniendo un tono fuerte una combinación de un cuerpo delgado y atlético con grandes senos, que no es factible físicamente y como dijera una
modelo: la naturaleza no fabrica mujeres así. Para esta época se imponen las topmodels y como mito de los noventa surge Pamela Anderson.
En este recorrido podemos concluir que el pecho femenino ha estado fuera del alcance de la mujer, ha pasado por las manos de la Tierra, de la Magia, de la Religión, del Hombre, del
Niño, de la Iglesia, de la Nación, de la Política, del Mercado y de la Moda. El pecho parece estar desvinculado de la totalidad del cuerpo de la mujer, como en los jóvenes adolescentes con su pene, parece tener identidad propia al punto de ser nombrado: me gustan (o no me gustan) mis Lolas. Esa desvinculación ofrece a la mujer la oportunidad de sostener su identidad sobre esa parte del cuerpo, único órgano sexual visible en ella. Su malestar o bienestar parecen depender de la voluminosidad de sus pechos, sus éxitos profesionales, su vida en pareja, su socialización dependerá de ahora de ese Gran Otro que está en ella y que aun no le pertenece. Nosotras, mujeres, debemos estar atentas sobre todo aquello que la cultura nos destina, tratar de buscar las maneras de determinar nuestra subjetividad evitando que ésta sea decretada por designios patriarcales que sentencian los objetivos de nuestro cuerpo dejándonos al servicio del mismo,
esclavas de nuevo, pero ahora de nosotras mismas y del esquema de belleza que nos sentimos obligadas a alcanzar. Es por ello que debemos voltear nuestras miradas hacia esos designios que actualmente no sólo trastocan nuestra subjetividad sino también nuestras vidas (Implantes Mamarios Ambulatorios con sus consecuencias: infecciones, encefalopatías anóxicas, rechazos al material, entre otros). No se trata de una afrenta contra los pechos, se trata de regresarlos a quien debieron haberle pertenecido todos estos siglos: La Mujer.
CONTINUARA…. TO BE CONTINUED…

domingo, 25 de diciembre de 2011

La Gran Caja Idiota y La Navidad




En muy pocas cosa creo identificarme con mi padre, de hecho, evaluando muy fríamente mi patobiografía, de él sólo me quedó esa exaltación casi irresponsable que lo tomaba en Navidad, bastó solo un pequeño momento de mi historia infantil en el que salí con él y mis hermanos en Navidad para comprar algunas cosas, bastó verlo jugar en la juguetería como si fuese un niño, bastó verlo moverse en una ciudad, aun no tan congestionada, y desearle a cualquier desconocido una FELIZ NAVIDAD HERMANO!!, bastó ver como el sacaba sonrisas navideñas para decidir inconscientemente que robaría furtivamente ese elemento de él y lo haría mío. Desde entonces las Navidades y sus fiestas forman parte de una de las épocas del año con mayor carga de afecto para mí, la vivo con una especie de ternura indescriptible, la percibo en la temperatura y los olores del aire, se me instala en la boca del estómago como una cosquillita infantil. Pero, una de las cosas que más disfruto de la Navidad, son los días posteriores a las celebraciones, es decir 25 y 1ero. Esos dos días la televisión es la protagonista, en pijama y comiendo hasta la gula sobras del día anterior, La Gran Caja Idiota es el centro de atención; me molesta que me visiten, que me separen de ella, de pequeña, durante esos días, pude deleitarme con: Los Picapiedras en Navidad, Mickey en Navidad, El Pato Lucas en Navidad, El Pájaro Loco en Navidad, Bugs Bunny en Navidad, La Pantera Rosa de Navidad, Los Supersónicos en Navidad, Snoopy en Navidad, Los Muppets en Navidad, El Tamborilero, Rodolfo El Reno, “La Cerillera” de Hans Christian Andersen, Milagro en La Calle 34, “El Gigante Egoísta” de Oscar Wilde, me saboree muchos Clásicos que en otra época del año no trasmitían como: Juanito Manzana, Juventud Enamorada y Pecos Bill, todas de un mismo largometraje de Disney; pero de tantas películas que veíamos una pasó a formar parte de la tradición por varios años de mi infancia, se llamaba “Cómo Odeón se robó La Navidad” (How The Grinch Stole The Christmas), es una película animada estrenada en 1966 y transmitida, en éste país al menos, en los setenta, fueron varios años que la pasaron y nosotros la esperábamos con paciencia de jardinero, luego fue sustituida por cualquier otra más comercial y años después se popularizaría en película bajo la actuación de Jim Carrie, como “El Grinch”, nunca la vi, no me gusta Jim Carrie y nunca podría alcanzar a representar a mi querido Odeón. De esa época recuerdo haber visto por primera vez uno de mis cuentos preferidos “Un Cuento de Navidad” de Charles Dickens, he visto ésta película en muchas versiones: en Los Picapiedras; con Mickey Mouse como Bob Cratchit y el Pato Donals como Ebenice Scrooge; la película “Un Cuento de Navidad” de 1951; una versión muy divertida y ochentosa con Bill Murray llamada “Los Fantasmas atacan al Jefe” y en los últimos años muy buenas versiones como la de Murakami ( 2001), Los Fantasma de Scrooge de Disney en 3D (2009) y aunque no lo crean Un Cuento de Navidad con Barbie.
Lo cierto es que la Televisión sigue siendo la principal protagonistas en mis días posteriores a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, sin embargo se llena uno de desencanto cuando en las mañanas de 25 y 1ero, con la pijama respectiva y las sobras recalentadas, se dispone a ver películas y no encuentra ninguna que esté a la altura de la tradición. En los últimos años he visto cinco veces “Una Navidad de Locos” y en practica continua del zapping no logro descubrir alguna película que me atraiga y muy pocas llevan como referente la Navidad, a menos que sean algo como Un asesinato en Navidad o Persecución de Navidad o Ataque Terrorista en Navidad o Invasión Alienígena en Navidad o El Hombre Lobo en Navidad. Pero las tradiciones deben defenderse, una de esas defensa es transmitirlas a la nueva generación, que las transformará con mucha creatividad, y por ello, junto con mi hija, llevo una colección de CD (por ahora) que resguardo en mi closet por un año y cada diciembre la sacó y le agrego una nueva película, algunas veces elegida por mi hija, y aun puedo darme el gusto de ver: “Cómo Odeón se robó La Navidad”, “Un Cuento de Navidad de Barbie”, “Un Invierno Mágico de Disney”, ”Todos los perros van al cielo (Una tierna historia Navideña)”, “El expreso Polar”, “Rudolph: el reno de la nariz roja”,” Una Navidad con Dora”, “Un cuento de Navidad de Murakami” y “Los Fantasma de Scrooge”. Sin embargo mi primera elección siempre será la televisión, a pesar de las nuevas tecnologías, porque como dice Omar Rincón en su libro: Televisión, video y subjetividad: “la televisión se hizo para contar historias, las mas atractivas, las más sutiles, es un acto simple y espontaneo para encantar la cotidianidad”.

viernes, 25 de noviembre de 2011

En el Día Internacional contra la Violencia de Genero va un Reflexión acerca del amor femenino como fuente de Violencia…



En el discurso de la mujer siempre ha estado presente el amor, amor y mujer parecen ser una díada indisoluble, pero lo delicado es que ése amor se presenta esencialmente como una queja, como un lamento, como un desconsuelo; y desde esa condición femenina ha crecido una forma de amor sufrido que habita junto con el dolor, el maltrato y la violencia.
Para empezar a hablar de la mujer y amor es indispensables pasar por algunos de los estudios de Freud y uno de los más citados por quienes han estudiado este tema es “El problema económico del masoquismo” (1924), en él Freud describe tres formas de masoquismo, aquel que se presenta: “como condicionante de la excitación sexual, como una manifestación de la femineidad o como una norma de la conducta vital” a decir: masoquismo netamente sexual, masoquismo femenino y masoquismo moral.
El segundo, que es el que nos interesa, Freud lo explica basándose en las fantasías de hombres masoquistas en las que “el sujeto se transfiere en ellas a una situación características de la femineidad: ser castrado, soportar el coito o parir”. La explicación parece ser muy obvia: si el hombre para disfrutar de su masoquismo fantasea ser mujer está claro entonces que la mujer es constitucionalmente masoquista. Esta teoría condenaría a la mujer al sufrimiento sólo por pasar por condiciones biológicas como: la menstruación, la desfloración, gestación, el parto y la menopausia. Seria “su destino biológico” el sufrir. De allí algunos psicoanalistas explicaron las relaciones de amor poco adecuadas y muchas veces maltratadoras como una consecuencia de su propio deseo de sufrir.
En 1932 en su conferencia sobre Femineidad Freud refiere: lo que sucede es que en la mujer, y emanada de su papel en la función sexual, hay una cierta preferencia por la actitud pasiva y los fines pasivos y estos se extienden al resto de su vida, más o menos penetrantemente, según qué tal protipicidad de la vida sexual se restringa o se amplifique. Pero a este respecto debemos guardarnos de estimar insuficientemente la influencia de costumbres sociales que fuerzan a las mujeres a situaciones pasivas. En esta conferencia Freud introduce un elemento particularmente de importancia y es esa “influencia de costumbres sociales que fuerzan a las mujeres”, es decir que hay elementos socioculturales que determinarán esa condición pasiva y de extrema tolerancia de la mujer. Es esa teoría la que se mantendrá por algunos freudianos y con la llegada de la Otredad al mundo filosófico y psicoanalítico encontrará sustento.
En 1964 Lacan nos revela que “En el psiquismo no hay nada por lo cual un sujeto pueda situarse como masculino o femenino, lo único que puede situarse en el psiquismo son equivalentes: actividad o pasividad que están lejos de representarlo en forma exclusiva... las vías de lo que se debe hacer como hombre o como mujer están totalmente abandonas al drama, al escenario que se coloca en el campo del Otro, lo que es propiamente Edipo. Lo que debe hacerse como hombre o como mujer, el ser humano lo aprende siempre y completamente del Otro”. Entonces lo femenino y lo masculino se construye desde la mirada del Otro y con respecto a la mujer y el imperativo cultural amoroso, Ana Tersa Torres en su artículo “La construcción del sujeto femenino” nos dice: “la mujer es educada en la idea del amor. Sólo el amor, pasional o no, garantiza la estabilidad del vínculo. El deseo sexual es efímero, fragmentario, y no necesariamente acorde con un vínculo estable. La mujer se debe al amor, al amor a la familia, a los hijos, a la casa y su trasgresión es siempre la traición de esos vínculos. Mientras haya sido fiel a ellos se le perdonaran sus fracasos sus insuficiencias”. Quizás por ello Guilles Lipovetsky afirma que “en la mujer se confirma una necesidad de amar más constante, más dependiente, más devoradora que en el hombre. De ahí la desesperación femenina ante la vida sin amor (...) Esta vocación femenina para el amor se verá exaltada innumerable veces en el siglo XIX y luego en el siglo XX por la cultura de masas (...) Durante los años sesenta nace un nuevo feminismo, que lanza sus flechas no tanto contra el amor en sí como contra la manera en que se socializa a las mujeres y se las somete al ideal romántico sentimental”.
Quizás la teoría freudiana del masoquismo era un intento de dar una explicación científico médica a esa condición pasiva y tolerante de la mujer, y hoy nos parece una locura, pero quizás lo que plantean algunos de los freudianos contemporáneos nos dé una visión ante esta posición, ellos nos dicen que: la biología femenina no la hace inevitablemente masoquista, pero sí la prepara para aceptar en silencio las imposiciones sociales que descalifican su independencia y autonomía. La tolerancia femenina al sufrimiento, postulan, es un intento de obtener seguridad y satisfacción de la vida a través del anonimato y la dependencia, estableciendo así, inconscientemente, el valor estratégico del sufrimiento para defenderse de profundos sentimientos de insignificancia que le producen una intensa necesidad de afecto y aprobación. En ese sentido, el sometimiento es visto como defensa.
Y es que muy a pesar de las luchas feministas, desde las más álgidas y fecundas hasta las más cotidianas, la mujer sigue presentándose como un sujeto amoroso, como un ser que vive y se desvive por el amor. Se han alcanzado logros, se ha invadidos espacios prohibidos y sin embargo nos sigue persiguiendo la necesidad de amor y el temor al desamor y al abandono. El imperativo cultural nos persigue y “sin amor no somos nada”. Y así vamos tolerando relaciones maltratadoras a fin de satisfacer el mandato cultural de cuidar ese vínculo y mantenerlo indemne. Quizás hace algunos siglos, cuando el amor no existía, cuando los matrimonios se negociaban y esa era la norma, existirían otras heridas pero no la que se erige actualmente en la mujer cuando no es elegida, cuando ve pasar los años sin una propuesta amorosa “seria”, cuando un hombre la deja por otra que también dejara por otra; cuando le dice frente a frente que “no es su prioridad”; cuando le vuelve a decir “que no quiere compromiso”. La pregunta que sale de los labios de esa mujeres, que al final somos todas, es como el presagio de una herida, de un dolor, de una rabia que se dirigirá hacia sí misma “que tengo yo que no me quiere” “que hice que me deja” “soy una fracasada, una mujer incapaz de mantener una relación estable” “debo estar enferma, algo debo tener que me busco a estos hombres que me dejan” y salen y saldrán frases hirientes hacia sí misma preservando al hombre, porque para ella, es ella quien tiene la anomalía. El amor sigue presentándose en la mujer como un absoluto que parece completarla, los discursos masculino y femenino se van distanciando en esta nueva cultura en la que según algunos filósofos el sujeto ha desaparecido. Mientras un hombre de cuarenta años le dice a una joven hermosa de 24 que no es su prioridad y que él debe trabajar para construir un futuro tranquilo, una mujer de cuarenta años siente que su vida profesional y laboral es satisfactoria y que ahora más que nuca resiente la falta del amor y por ello debe buscarlo.
Lo preocupante es ver día a día cómo el amor las destruye, sean estas mujeres neuróticas o algo más que enfermas, y en ocasiones se cansa uno de un discurso que puede acompañar a esa mujer que teme por su vida en manos de un hombre que la golpea pero que al salir del consultorio esa mujer estará sola y a merced de aquel hombre a quien ama. Sin embargo, mantendré la esperanza en la búsqueda de un amor más equitativo, más justo y sobre todo más placentero, búsqueda que algunas mujeres ya llevamos adelantada con sus consecuencias inevitables, pero siempre esperanzadas de encontrar un lugar fuera del amor sufrido y maltratador al cual nos condena ésta cultura que se niega a dejar de ser patriarcal.