lunes, 8 de octubre de 2012


RECONCILIARME ¿CON QUIÉN?...

Por respeto a todos quienes son unos verdaderos estudiosos de la política y de aquellos que no lo son pero la practica los ha curtido, debo confesar que no sólo soy una irresponsable política sino que también soy una analfabeta política (termino que escuche y leí con frecuencia en estos últimos días). Por eso estás palabras salen desde mi más profundo sentido común.

Nacida en una extrema pobreza, crecí rodeada de afecto, lo que amilano la pobreza material en función de hacer crecer mi riqueza espiritual (aunque suene cursi), mi referente: una madre trabajadora, tímida, respetuosa, honrrada, analfabeta, religiosa, costurera, con unos valores de honestidad infranqueables hizo de mí una mujer determinada por los estudios y la lealtad, su máxima e individual “revolución”. Sin mirar hacia arriba esperando que “alguito” me  lanzara el Estado, estudie sin saber de becas, pensiones,  Partidos Políticos, elecciones, ni de Marx, ni de Capitalismo, ni de Comunismo y así me Gradué de Medico en 1990. Un hermosos logro y nada que la Política se acercaba a mí… ni yo me acercaba a ella. No fue sino a finales de los 90 que la Política no sólo se acercó sino que me arropó, y de un solo coñazo me cayeron encima Partidos Políticos, Elecciones, Marx, El Capitalismo, El Comunismo, La Lucha de clase Sociales, etc y empezó mi drama. He pasado por las dos tendencias que han marcado el destino político de mi país en los últimos 15 años, en los últimos seis años comprendí, me comprendí, y supe que: siempre, SIEMPRE, estaré ubicada en la acera del frente de quien ostenta el PODER; siempre, SIEMPRE, el poderoso no será mi aliado y no me subordinare ante él;  pero nunca esas tendencias invadieron la dimensión de lo personal, profesional o familiar.

Mi día a día está plagado de realidades, mi consultorio está lleno de dolores y sufrimientos determinados por las carencias económicas, de pobreza esperanzada y cuándo esas personas están frente a mí no son Chavistas u Opositores,  son seres humanos que sufren. Cuándo estoy frente a mis amigos chavistas, esos de a pie, a quienes no los ha tocado el poder, esos que no tienen mayor beneficio y satisfacción que sus ideales y principios, no aquellos que ya lejos de mí son hoy la clase burguesa determinada por lo económico, cuando estoy con esos mis chavistas, que incluye mi familia, no siento alguna diferencia con ellos, igual se abruman por sus trabajos, por sus dificultades económicas, por sus conflictos de pareja, son leales y puedo contar con ellos; disfruto decirles que soy opositora, verlos reírse por mi posición y aún así seguir a mi lado. Cuándo estoy con mis amigos “escuálidos” esos de a pie, proletarios, de quince y último, esperanzados por una Venezuela mejor, con sus ideales y principios, no siento ninguna diferencia con ellos, igual se abruman por sus trabajos, por sus dificultades económicas, por sus conflictos de pareja, son leales y puedo contar con ellos.

Entonces… ¿Con quién me debo reconciliar? En estas últimas horas el llamado es a la reconciliación, y nos lo dicen los Medios de Comunicación, los Lideres Políticos, el Elegido, los Partidos Políticos, es decir: Los Poderosos. Los Poderosos nos lanzan una responsabilidad que es de ellos, y yo no la quiero asumir, si alguien llamo a la pelea, a la confrontación, a la lucha fueron ellos, pues reconcíliense ustedes porque YO NO ME HE PELADO CON NADIE. No podemos seguir en ésta distorsión de realidades, afectos y emociones que deben ser llevado a sus espacios y dimensiones,  hoy no es raro que alguien se ofenda más porque le digan FASCISTA que si le dicen Coño de Madre, porque le digan COMUNISTA  a si le dicen Hijo de puta, frases que lanzaron Los Poderosos, y las lanzaron vacías al campo de juego de lo emocional y se llenaron de un significante que no se corresponde con la Historia de este país. Yo sigo viviendo mi propia revolución, esa que comencé cuando niña, porque aún continúa, y ahora la vivo con un miembro más de mi familia: mi hija. Mis afectos están donde deben estar en el campo de juego de lo personal y familiar, de lo emocional, no de lo ideológico, y para terminar comparto con ustedes un cuento corto que escribí hace ya mucho tiempo y aún tiene vigencia…

Caracas, 08 de Octubre de 2012… A 13 horas del inicio del III Reinado de HChF.

 
TROYA

Mientras los teucros y los aqueos combatían con el ardor de la abrazadora llama, los Dioses, desde la cumbre del Olimpo, felices instigaban a unos y otros, haciéndolos irse a las manos y promoviendo una reñida contienda. Se deleitaban en contemplar a los guerreros cuyas densas filas aparecían erizadas de escudos, cascos y lanzas.
En el centro de la batalla, Glauco, vástago de Hipóloco, y el hijo de Tideo, Diomedes, deseosos de luchar, fueron a encontrase en el espacio que mediaba entre ambos ejércitos y después de reconocerse, alegróse Diomedes, y clavando la pica en el almo suelo, respondió con cariñosas palabras a Glauco:
“Pues eres mi antiguo huésped paterno, porque el divino Eneo hospedó en su palacio al eximio Belerofonte, le tuvo consigo veinte días y ambos se obsequiaron con magníficos presentes de hospitalidad. Soy, por consiguiente, tu caro huésped en el centro de Argos, y tú lo serás mío en la Licia cuando vaya a tu pueblo. En adelante no nos acometamos con la lanza por entre la turba. Y ahora troquemos la armadura, a fin de que sepan todos que de huéspedes paternos nos gloriamos”. Dichas estas palabras, descendieron de los carros y se estrecharon la mano en prueba de amistad.
De esta suerte que el resto de los luchadores al verlos buscaron imitar a los valientes, y así el campo que mediaba entre los dos ejércitos, fue lleno de  abundantes fogatas, cuyo resplandor subía por todo lo alto, llenaron las copas de vino y celebróse una hecatombe perfecta de corderos primogénitos en nombre de la jurada amistad. 

Troya aún existe.

Cecilia Dávila Dugarte

09 de enero de 2003