domingo, 25 de diciembre de 2011

La Gran Caja Idiota y La Navidad




En muy pocas cosa creo identificarme con mi padre, de hecho, evaluando muy fríamente mi patobiografía, de él sólo me quedó esa exaltación casi irresponsable que lo tomaba en Navidad, bastó solo un pequeño momento de mi historia infantil en el que salí con él y mis hermanos en Navidad para comprar algunas cosas, bastó verlo jugar en la juguetería como si fuese un niño, bastó verlo moverse en una ciudad, aun no tan congestionada, y desearle a cualquier desconocido una FELIZ NAVIDAD HERMANO!!, bastó ver como el sacaba sonrisas navideñas para decidir inconscientemente que robaría furtivamente ese elemento de él y lo haría mío. Desde entonces las Navidades y sus fiestas forman parte de una de las épocas del año con mayor carga de afecto para mí, la vivo con una especie de ternura indescriptible, la percibo en la temperatura y los olores del aire, se me instala en la boca del estómago como una cosquillita infantil. Pero, una de las cosas que más disfruto de la Navidad, son los días posteriores a las celebraciones, es decir 25 y 1ero. Esos dos días la televisión es la protagonista, en pijama y comiendo hasta la gula sobras del día anterior, La Gran Caja Idiota es el centro de atención; me molesta que me visiten, que me separen de ella, de pequeña, durante esos días, pude deleitarme con: Los Picapiedras en Navidad, Mickey en Navidad, El Pato Lucas en Navidad, El Pájaro Loco en Navidad, Bugs Bunny en Navidad, La Pantera Rosa de Navidad, Los Supersónicos en Navidad, Snoopy en Navidad, Los Muppets en Navidad, El Tamborilero, Rodolfo El Reno, “La Cerillera” de Hans Christian Andersen, Milagro en La Calle 34, “El Gigante Egoísta” de Oscar Wilde, me saboree muchos Clásicos que en otra época del año no trasmitían como: Juanito Manzana, Juventud Enamorada y Pecos Bill, todas de un mismo largometraje de Disney; pero de tantas películas que veíamos una pasó a formar parte de la tradición por varios años de mi infancia, se llamaba “Cómo Odeón se robó La Navidad” (How The Grinch Stole The Christmas), es una película animada estrenada en 1966 y transmitida, en éste país al menos, en los setenta, fueron varios años que la pasaron y nosotros la esperábamos con paciencia de jardinero, luego fue sustituida por cualquier otra más comercial y años después se popularizaría en película bajo la actuación de Jim Carrie, como “El Grinch”, nunca la vi, no me gusta Jim Carrie y nunca podría alcanzar a representar a mi querido Odeón. De esa época recuerdo haber visto por primera vez uno de mis cuentos preferidos “Un Cuento de Navidad” de Charles Dickens, he visto ésta película en muchas versiones: en Los Picapiedras; con Mickey Mouse como Bob Cratchit y el Pato Donals como Ebenice Scrooge; la película “Un Cuento de Navidad” de 1951; una versión muy divertida y ochentosa con Bill Murray llamada “Los Fantasmas atacan al Jefe” y en los últimos años muy buenas versiones como la de Murakami ( 2001), Los Fantasma de Scrooge de Disney en 3D (2009) y aunque no lo crean Un Cuento de Navidad con Barbie.
Lo cierto es que la Televisión sigue siendo la principal protagonistas en mis días posteriores a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, sin embargo se llena uno de desencanto cuando en las mañanas de 25 y 1ero, con la pijama respectiva y las sobras recalentadas, se dispone a ver películas y no encuentra ninguna que esté a la altura de la tradición. En los últimos años he visto cinco veces “Una Navidad de Locos” y en practica continua del zapping no logro descubrir alguna película que me atraiga y muy pocas llevan como referente la Navidad, a menos que sean algo como Un asesinato en Navidad o Persecución de Navidad o Ataque Terrorista en Navidad o Invasión Alienígena en Navidad o El Hombre Lobo en Navidad. Pero las tradiciones deben defenderse, una de esas defensa es transmitirlas a la nueva generación, que las transformará con mucha creatividad, y por ello, junto con mi hija, llevo una colección de CD (por ahora) que resguardo en mi closet por un año y cada diciembre la sacó y le agrego una nueva película, algunas veces elegida por mi hija, y aun puedo darme el gusto de ver: “Cómo Odeón se robó La Navidad”, “Un Cuento de Navidad de Barbie”, “Un Invierno Mágico de Disney”, ”Todos los perros van al cielo (Una tierna historia Navideña)”, “El expreso Polar”, “Rudolph: el reno de la nariz roja”,” Una Navidad con Dora”, “Un cuento de Navidad de Murakami” y “Los Fantasma de Scrooge”. Sin embargo mi primera elección siempre será la televisión, a pesar de las nuevas tecnologías, porque como dice Omar Rincón en su libro: Televisión, video y subjetividad: “la televisión se hizo para contar historias, las mas atractivas, las más sutiles, es un acto simple y espontaneo para encantar la cotidianidad”.

viernes, 25 de noviembre de 2011

En el Día Internacional contra la Violencia de Genero va un Reflexión acerca del amor femenino como fuente de Violencia…



En el discurso de la mujer siempre ha estado presente el amor, amor y mujer parecen ser una díada indisoluble, pero lo delicado es que ése amor se presenta esencialmente como una queja, como un lamento, como un desconsuelo; y desde esa condición femenina ha crecido una forma de amor sufrido que habita junto con el dolor, el maltrato y la violencia.
Para empezar a hablar de la mujer y amor es indispensables pasar por algunos de los estudios de Freud y uno de los más citados por quienes han estudiado este tema es “El problema económico del masoquismo” (1924), en él Freud describe tres formas de masoquismo, aquel que se presenta: “como condicionante de la excitación sexual, como una manifestación de la femineidad o como una norma de la conducta vital” a decir: masoquismo netamente sexual, masoquismo femenino y masoquismo moral.
El segundo, que es el que nos interesa, Freud lo explica basándose en las fantasías de hombres masoquistas en las que “el sujeto se transfiere en ellas a una situación características de la femineidad: ser castrado, soportar el coito o parir”. La explicación parece ser muy obvia: si el hombre para disfrutar de su masoquismo fantasea ser mujer está claro entonces que la mujer es constitucionalmente masoquista. Esta teoría condenaría a la mujer al sufrimiento sólo por pasar por condiciones biológicas como: la menstruación, la desfloración, gestación, el parto y la menopausia. Seria “su destino biológico” el sufrir. De allí algunos psicoanalistas explicaron las relaciones de amor poco adecuadas y muchas veces maltratadoras como una consecuencia de su propio deseo de sufrir.
En 1932 en su conferencia sobre Femineidad Freud refiere: lo que sucede es que en la mujer, y emanada de su papel en la función sexual, hay una cierta preferencia por la actitud pasiva y los fines pasivos y estos se extienden al resto de su vida, más o menos penetrantemente, según qué tal protipicidad de la vida sexual se restringa o se amplifique. Pero a este respecto debemos guardarnos de estimar insuficientemente la influencia de costumbres sociales que fuerzan a las mujeres a situaciones pasivas. En esta conferencia Freud introduce un elemento particularmente de importancia y es esa “influencia de costumbres sociales que fuerzan a las mujeres”, es decir que hay elementos socioculturales que determinarán esa condición pasiva y de extrema tolerancia de la mujer. Es esa teoría la que se mantendrá por algunos freudianos y con la llegada de la Otredad al mundo filosófico y psicoanalítico encontrará sustento.
En 1964 Lacan nos revela que “En el psiquismo no hay nada por lo cual un sujeto pueda situarse como masculino o femenino, lo único que puede situarse en el psiquismo son equivalentes: actividad o pasividad que están lejos de representarlo en forma exclusiva... las vías de lo que se debe hacer como hombre o como mujer están totalmente abandonas al drama, al escenario que se coloca en el campo del Otro, lo que es propiamente Edipo. Lo que debe hacerse como hombre o como mujer, el ser humano lo aprende siempre y completamente del Otro”. Entonces lo femenino y lo masculino se construye desde la mirada del Otro y con respecto a la mujer y el imperativo cultural amoroso, Ana Tersa Torres en su artículo “La construcción del sujeto femenino” nos dice: “la mujer es educada en la idea del amor. Sólo el amor, pasional o no, garantiza la estabilidad del vínculo. El deseo sexual es efímero, fragmentario, y no necesariamente acorde con un vínculo estable. La mujer se debe al amor, al amor a la familia, a los hijos, a la casa y su trasgresión es siempre la traición de esos vínculos. Mientras haya sido fiel a ellos se le perdonaran sus fracasos sus insuficiencias”. Quizás por ello Guilles Lipovetsky afirma que “en la mujer se confirma una necesidad de amar más constante, más dependiente, más devoradora que en el hombre. De ahí la desesperación femenina ante la vida sin amor (...) Esta vocación femenina para el amor se verá exaltada innumerable veces en el siglo XIX y luego en el siglo XX por la cultura de masas (...) Durante los años sesenta nace un nuevo feminismo, que lanza sus flechas no tanto contra el amor en sí como contra la manera en que se socializa a las mujeres y se las somete al ideal romántico sentimental”.
Quizás la teoría freudiana del masoquismo era un intento de dar una explicación científico médica a esa condición pasiva y tolerante de la mujer, y hoy nos parece una locura, pero quizás lo que plantean algunos de los freudianos contemporáneos nos dé una visión ante esta posición, ellos nos dicen que: la biología femenina no la hace inevitablemente masoquista, pero sí la prepara para aceptar en silencio las imposiciones sociales que descalifican su independencia y autonomía. La tolerancia femenina al sufrimiento, postulan, es un intento de obtener seguridad y satisfacción de la vida a través del anonimato y la dependencia, estableciendo así, inconscientemente, el valor estratégico del sufrimiento para defenderse de profundos sentimientos de insignificancia que le producen una intensa necesidad de afecto y aprobación. En ese sentido, el sometimiento es visto como defensa.
Y es que muy a pesar de las luchas feministas, desde las más álgidas y fecundas hasta las más cotidianas, la mujer sigue presentándose como un sujeto amoroso, como un ser que vive y se desvive por el amor. Se han alcanzado logros, se ha invadidos espacios prohibidos y sin embargo nos sigue persiguiendo la necesidad de amor y el temor al desamor y al abandono. El imperativo cultural nos persigue y “sin amor no somos nada”. Y así vamos tolerando relaciones maltratadoras a fin de satisfacer el mandato cultural de cuidar ese vínculo y mantenerlo indemne. Quizás hace algunos siglos, cuando el amor no existía, cuando los matrimonios se negociaban y esa era la norma, existirían otras heridas pero no la que se erige actualmente en la mujer cuando no es elegida, cuando ve pasar los años sin una propuesta amorosa “seria”, cuando un hombre la deja por otra que también dejara por otra; cuando le dice frente a frente que “no es su prioridad”; cuando le vuelve a decir “que no quiere compromiso”. La pregunta que sale de los labios de esa mujeres, que al final somos todas, es como el presagio de una herida, de un dolor, de una rabia que se dirigirá hacia sí misma “que tengo yo que no me quiere” “que hice que me deja” “soy una fracasada, una mujer incapaz de mantener una relación estable” “debo estar enferma, algo debo tener que me busco a estos hombres que me dejan” y salen y saldrán frases hirientes hacia sí misma preservando al hombre, porque para ella, es ella quien tiene la anomalía. El amor sigue presentándose en la mujer como un absoluto que parece completarla, los discursos masculino y femenino se van distanciando en esta nueva cultura en la que según algunos filósofos el sujeto ha desaparecido. Mientras un hombre de cuarenta años le dice a una joven hermosa de 24 que no es su prioridad y que él debe trabajar para construir un futuro tranquilo, una mujer de cuarenta años siente que su vida profesional y laboral es satisfactoria y que ahora más que nuca resiente la falta del amor y por ello debe buscarlo.
Lo preocupante es ver día a día cómo el amor las destruye, sean estas mujeres neuróticas o algo más que enfermas, y en ocasiones se cansa uno de un discurso que puede acompañar a esa mujer que teme por su vida en manos de un hombre que la golpea pero que al salir del consultorio esa mujer estará sola y a merced de aquel hombre a quien ama. Sin embargo, mantendré la esperanza en la búsqueda de un amor más equitativo, más justo y sobre todo más placentero, búsqueda que algunas mujeres ya llevamos adelantada con sus consecuencias inevitables, pero siempre esperanzadas de encontrar un lugar fuera del amor sufrido y maltratador al cual nos condena ésta cultura que se niega a dejar de ser patriarcal.

jueves, 23 de junio de 2011

YO ... MEDICO!!!!



Nunca tuve esa vocación exaltada de ser médico y por tanto nunca quise ser la versión femenina de José Gregorio Hernández, quizás lo más cercano a mis aspiraciones era ser como Rafaela, la protagonista de aquella novela de los años setenta interpretada por Chelo Rodríguez y Arnaldo André. Mi paso por la Facultad de Medicina fue una fortuna, mi promoción: MEDICOS 90, por supuesto en la prodigiosa Universidad del Zulia, estaba constituida por unos adolescentes que se crecieron en las Plazas de la Facultad, protegiéndose unos a otros desde su ingenuidad e inocencia, fuimos zanahorias, dedicados, aplicados, esperanzados, comprometidos y así sin que interviniera en nuestras vidas las sombras del alcohol y las drogas o de la sexualidad irresponsable o del “amor como síntoma”, fantasmas que desvían el camino de los adolescentes, sin esas sombras nos graduamos, simplemente nos graduamos y salimos todos candorosos al limbo del desempleo.
Adulaciones, citas con los políticos de turno, insinuaciones poco decorosas, esas fueron las primeras experiencias en búsqueda, al menos en mi caso, de que me asignaran una zona cercana a mi hogar para hacer la rural y concederme el Articulo 8. Como muestra de mis fallas de socialización y mis tímidos problemas con las figuras de autoridad, así como mi gran dificultad para adornar con un derroche de halagos a quien maneja el poder, lo más cercano que encontré para hacer la rural fue Marizapa-Caucagua-Araguita-Barlovento, si se quiere, un poco lejos de Maracaibo. Este fue mi primer contacto con los Pseudogerentes del Estado.
Ya cumplida la rural, entras de nuevo al limbo del desempleo y debes salir de ese limbo lo antes posible porque nadie soportaría a un Medico mantenido por sus padres, en el caso de que esos padres pudieran mantenerlo, en mi caso esa posibilidad no existía. Y allá vamos otra vez, el Aparato del Estado, pesado y obsceno, no se convierte en la primera posibilidad en tanto los cargos están contados, debes pasar por el proceso descrito en el segundo párrafo, si llegas a conseguir un cargo el sueldo es bajo y debes esperar, y sin ninguna mentira que medie en este escrito, en oportunidades hasta tres a cinco años para comenzar a cobrar o tener tu nombramiento. Entonces aparece la Empresa privada, mejor conocida como LAS CLINICAS como única opción. Cuando trabajas en un clínica digamos como Residente y debes atender las Emergencias entras con unas funciones y unas tareas definidas, el paciente debe ingresar según criterios clínicos y administrativos, que no dependen en ningún caso del Residente de Guardia y que sólo espera que la orden sea emanada de arriba para él poder actuar. Si alquilas un consultorio el precio es tal que tú por retruque debes aumentar el precio de la consulta de no ser así no podrás alquilar el consultorio y por tanto no ejerces, algunas Empresas de Salud Privada tienen otra modalidad, la modalidad del porcentaje y quedamos 60% para la Empresa y 40% para el obrero, que digo para el Medico. En ambos casos, en el Ejercicio Publico o en el Ejercicio Privado, el Medico o al menos el 90% de nosotros LOS MEDICOS: somos unos ASALARIADOS, con dos grandes PATRONOS: ESTADO Y EMPRESA PRIVADA, SOMOS UNOS… PRIVADOS DE LIBERTAD.
Se debe aclarar que no siempre quien gerencia una clínica es Medico y tampoco su dueño lo es, (Bueno.. acabo de recordar que para la Gerencia de la Salud Publica tampoco tienes que ser Medico, una nueva modalidad de los últimos años) de hecho, para mí particularmente, quien se aleja del ejercicio asistencial de la Medicina se aleja de esa abstracción que es ser Médico, así que quienes gerencia la salud, ya sea en la pública o en la privada, dejan de ser médicos: ya no ven pacientes ven “el costo de una cama día”, “record de pacientes que debe ser visto” (la cantidad por encima de la calidad), ya no ven diagnósticos ven “costo de medicación”, etc, etc… Si he logrado que me entiendan en este punto del escrito quizás comprendan que LOS MEDICOS muchas, incalculables e innumerables veces no somos más que Órganos de Choque, que Carne de Cañón, que recibimos encima la desesperanza, la indignación, la carencia, la insatisfacción, la pobreza, la violencia, la decepción, el hambre, de un pueblo (ya ni esta palabra me gusta) sumergido en una situación al menos difícil, con el agravante de que ese pueblo ve al médico, quizás por el referente histórico celestial y divino de José Gregorio Hernández, desde una perspectiva mágico religiosa, el médico es para este pueblo: inquebrantable, inalterable, inmutable, supremo, impoluto, inmaculado; obviamente ningún médico por vías normales y sanas puede soportar esta imagen y en los últimos años, por una especie de resentimiento que tiene el alto gobierno por los Médicos (confieso que he llegado a pensar que el Pediatra de nuestro Presidente fue Lusinchi y no le perdona algún tratamiento paraenteral que le indicó y lo está pagando con nosotros) ha alterado la imagen del médico y con una gran campaña mediática y la inserción de un matriz de opinión morbosa el medico ahora es: ambicioso, codicioso, corrupto, gregario, clasista, burgués y oligarca así vivas en un más que humilde apartamento de antiguas soluciones habitacionales, ganes menos que un obrero del IVSS y nunca te toque un Bono Único, una discusión de Contracto Colectivo ni Evaluaciones Especiales, ni pasos en la Escala ni Aumentos de sueldo.
El paciente hoy día pide cuenta al Médico por situaciones que el Médico no PUEDE responder: la escasez de medicamentos, la falta de medicamento en las farmacias de los hospitales, las dificultades para ingresar un paciente por las condiciones de los hospitales, el precio de los medicamentos, el corto tiempo que debes dedicarle para poder cumplir con el record de pacientes exigidos por el hospital y cuando tratas de explicar cuáles son tus humanas funciones y hasta donde llega tus “poderes” entonces te salen con el fulano Juramento de Hipócrates que por cierto ninguno de quienes lo nombran saben qué demonios dice, o te salen con el cuento de la vocación y déjenme decirles que vocación significa llamado de Dios y su origen tiene que ver con el llamado de Dios al Sacerdocio y a ser Santo, no con la práctica médica.

Está visión del Medico entorpece las luchas por nuestros derechos laborales, la concepción de que el Medico “lo tiene todo” o “lo puede todo” le resta apoyo por gran parte de la población cuando los necesitamos; nuestra exigencia de una ambiente de trabajo adecuado y propicio para el ejercicio pleno de nuestra profesión (esto incluye la dotación de recursos a los hospitales y asegurar una adecuada estructura física), la discusión de contratos colectivos, la inclusión de beneficios para nuestros hijos, el aumento de sueldos y salarios; es la misma exigencia de todos los trabajadores de nuestro país, es lo mismo que pide el obrero, el maestro, el ingeniero, el abogado y que por LEY nos pertenece.
Pero a los Gobiernos les conviene generar luchas de clases, y no hay peor lucha que la del trabajador contra el trabajador, es desgarrada y miserable. Este Gobierno no es diferente, al contrario, ha sabido con técnica quirúrgica construirse a imagen y semejanza de los gobiernos anteriores y las aristas que lo diferencian de a ratos lo me asustan, seguimos en lo mismo con gobiernos que no se cansan de imitarse a sí mismos, por eso no me extraña el desprecio por nuestra lucha, la indiferencia hacia nuestras exigencias y la creación de matrices de opinión que ponga al pueblo a enfrentarse con nuestro gremio. Pero yo no me desesperanzó, en nombre de mis PACIENTES, esos que se merecen las letras mayúsculas, por ellos vale la pena seguir en el ejercicio público de mi profesión, a pesar de que el deseo de huir nos embista de a ratos, porque ellos, mis pacientes, son pueblo y me reconocen como pueblo y nos cuidamos y nos protegemos, porque al final del dia sabemos, que hoy por hoy,estamos solos.

Dra. Cecilia Dávila
Caracas, 23 de junio de 2011

miércoles, 22 de junio de 2011

Género: más allá de una "a" o una "o"



Hace unos meses, en una grata discusión con un amigo, éste, ante mi intervención en la que alegue al Genero, vaya usted a saber porqué y para qué, saltó inmediatamente para corregir mi gran error ante el uso de dicha palabra ya que para él: “el Género no existe”. No me sorprendió para nada dicha postura, y no quise en ese momento alargar la discusión, francamente por el resto de las personas que se aburrirían eternamente con el tema, pero prometí este escrito y tres meses después me propongo a terminarlo.
En un esfuerzo de reivindicación del término, es necesario remontarnos a los orígenes del mismo y para ello tomaremos un recorrido que hace A. Jeanette Bastidas Hernández-Raydán en su articulo “Género y educación para la paz: Tejiendo utopías posibles” en el que nos recuerda que: El concepto género (…) es una de las bases primordiales de la teoría feminista. Fue usado, inicialmente, en el ámbito de la biología, la medicina y la lingüística (…). El feminismo académico anglosajón, lo incorporó en la década de los años 70 del siglo XX. Joan Scott afirma que “el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y es una forma primaria de relaciones significantes de poder.” Para Seyla Benhabib, “el género es la construcción diferencial de los seres humanos en tipos femeninos y masculinos, es decir, es una categoría relacional.”Marcela Lagarde argumenta que “el género es la categoría correspondiente al orden sociocultural configurado sobre la base de la sexualidad (…) definida y significada históricamente por el orden genérico (…) es más que una categoría, es una teoría amplia…es una construcción simbólica (…) El hecho de que la categoría de género permita entender que la dinámica entre hombres y mujeres es socio históricamente construida, posibilita que esta dinámica sea cambiada.” Para María Dolores Ramos “el género es una construcción cultural que rige las relaciones sociales entre los sexos y los códigos normativos y valores filosóficos, políticos, religiosos, a partir de los cuales se establecen los criterios que permiten hablar de lo masculino y lo femenino, y unas relaciones de poder asimétricas, subordinadas, aunque susceptibles de ser modificadas en el transcurso del tiempo. Ambas autoras destacan la posibilidad de transformar las relaciones genéricas, lo cual valida la importancia de los aspectos educativos.
De todos los acercamientos conceptuales A. Jeanette Bastidas Hernández-Raydán concluye que el género es un principio básico de organización de las sociedades. Implica un sistema de relaciones sociales, simbólicas y psíquicas que atribuyen y distribuyen unas características, significaciones y expectativas al cuerpo sexuado, ubicando a las mujeres y lo femenino en forma desfavorable respecto a los hombres y lo masculino, en un espacio de articulación del poder, que justifica las desigualdades de género.
El llegar a una comprensión del hombre y de la mujer en tanto sujetos sociales que cumplen roles diferentes dentro de la dinámica social, ha determinado logros como: el reconocimiento de la vulnerabilidad de la mujer a las enfermedades como consecuencia de la practica laboral remunerada, la practica domestica, las que se operan en su cuerpo vinculadas a la reproducción biológica y las funciones de sostén de la familia, fenómeno social que Jaime Breil llama “La Triple Carga” (Trabajo, Practica domestica y Procreación); se han logrado identificar los protectores de la Salud Mental según el Género; el reconocimiento del hombre como vulnerable a la violencia social cotidiana y al manejo de la agresión para determinar su género; entre otros. Sin embargo, estos logros, unidos a muchos otros en el campo de la educación, las leyes, la salud, lo laboral, etc. son desdibujados y descalificados día a día por una cultura patriarcal que opera desde la misoginia. La palabra GÉNERO, sin descanso, es atacada y vaciada de manera que pierda su esencia, su significado y por su puesto deje de ser la punta de lanza del movimiento feminista hasta convertirse en una nada.
En el año 2004 La Real Academia Española (RAE) recomienda el uso de la expresión "Violencia Doméstica" y no "de Género", y propone que el proyecto de Ley integral contra la violencia de género que prepara el Gobierno Español pase a denominarse "Ley Integral contra la violencia doméstica o por razón de sexo". Llama la atención que en un país en el cual ese mismo año murieron 72 mujeres: 69 de ellas asesinadas por su pareja o ex pareja, en dos de las ocasiones, el agresor acabó también con la vida de la madre de su víctima y hasta una amiga de una de las mujeres asesinadas sufrió el mismo final; a pesar de esta lista negra la RAE se preocupe es por el uso de una palabra, palabra que tiene cuarenta años, al menos, no solo siendo usada sino estudiada; y proponga Violencia Doméstica termino que es muy diferente a Violencia de Género.
¿Porque 30 años después del uso académico de la palabra, de los logros obtenidos a través de ella, del acercamiento a lo humano que deviene de la misma, la RAE salta al ataque contra ella, dejando un sequito que día a día la destruye? Desde mi perspectiva la palabra Género pasó a ser un significante de los movimientos “revolucionarios” de los últimos quince años. La lucha feminista, equívocamente, está siendo asociada a los movimientos de izquierda y su consorte el comunismo, cuando no hay un movimiento que haya sido más descalificador con la posición feminista que éste último.
En su articulo “Miembras y carne de membrillo” el columnista Arturo Peréz Reverte, en uno de los discursos mas misóginos que hasta ahora he leído, nos dice: Bibiana Aído, que es de Cádiz, procede de esa nueva casta política de feministas crecida en Andalucía a la sombra del régimen chavista; que así, dándoles cuartelillo, las tiene entretenidas y goteando agua de limón” Este ataque desproporcionado tiene lugar por el uso como dice Alexis Márquez: ”a veces maniático de discriminar explícitamente el género gramatical de los sustantivos cuando nos referimos a los dos sexos en lugar de emplear lo que tradicionalmente se han tenido como vocablos genéricos que engloban a ambos sexos“ Estamos hablando de expresiones tales como: presidenta y presidente, diputada y diputado, medico y medica, etc.. Luego de un profundo análisis el Sr. Arturo Pérez llega a la conclusión que por utilizar ese vocabulario la diputada Bibiana Aído es Chavista!!! Me pregunto: ¿Ahora el feminismo es Chavista? ¿Pasara este movimiento por la misma suerte que ha pasado el pobre Marx de quien ahora se cree fue Chavista? Por otro lado los movimientos feministas latinoamericanos, hoy día, han vendido su lucha de tantos siglos al convertirse en el brazo guardián y verdugo de los grandes líderes fieles representantes del poder patriarcal, sus intereses se han concentrado en asegurar el uso discriminado del género gramatical en las leyes, un cambio de forma más no de fondo. Se muestran grandiosas utilizando su recién hallado vocabulario y como buenas protagonistas de novela están pendientes de agradar a su galán y no de la búsqueda de políticas de igualdad de oportunidades. Al final del día, quienes atacan la palabra Género y quienes la usan y mal usan, no son más que productos de una misma cultura patriarcal y ambos tienen la misma función: sabotear las luchas por igualdad de oportunidades y desfigurar el movimiento feminista; y cual imagen especular cumplen su objetivo, unos moviéndose a la izquierda otros a la derecha, ambos con decididos movimientos quirúrgicos.
Para concluir, no podemos negar que es arbitrario el uso discriminado del genero gramatical sobre todo cuando es obvia la vacuidad del discurso en el cual va inserta esta distinción, pero nunca debería ser motivo para decretar que el Género no existe, yo siempre estaré entre quienes afirmamos que las diferencias entre hombres y mujeres son producto de un complejo proceso social que no se explica solo por la Biología y para quienes no comparten esta visión bienvenida sea la diferencia y la elocuente imagen de arriba...

domingo, 22 de mayo de 2011

Contranatura....



Desde hace algún rato estoy convencida que vivir en esta contemporaneidad es algo más que difícil, es: “contranatura”; y es que no hay nada más antinatural que levantarse a las cinco de la mañana y acostarse a las once de la noche, comer cuando no se tiene hambre y aguantar hambre cuando no hay tiempo de comer, relacionarse día a día con gente que nos desagrada, aguantarnos el desahogo de cada necesidad “fisiológica” y hasta en ocasiones “satisfacer” un deseo que no existe. En conclusión, vivir en contra de todo ritmo circadiano. Por todo lo nombrado el sujeto actual no es más que un pobre individuo sobreadaptado que busca inventarse la vida para poder subsistir. Quizás uno de esos elementos que menos respeta la naturaleza humana es la actual Organización del Trabajo y es que como dice Dominique Dessors “trabajar significa enfrentase cotidianamente a peligros tales como el miedo, el aburrimiento, la humillación, la vergüenza, el sentimiento de injusticia, de traicionar las propias convicciones, etc; pero así y con todos estos desconsuelos hombres y mujeres lo vivimos como ese otro amor, ocupando un lugar tan central como éste en el devenir del sujeto”. En el momento en el que el trabajo comienza a ocupa ese lugar tan trascendental en la vida del sujeto, nuestra autoimagen se va conformando sustentada desde lo laboral, insertando a la “institución”, “empresa” u “organización”, como una pieza principal de nuestro Yo, y así mismo creemos que nosotros somos un trozo fundamental e indispensable de ese Gran Otro Idealizado. Es por ello que cuando el trabajador ya no es indispensable para la empresa y ésta empuja al individuo a su salida, ese abandono se vive como una herida narcisista en ocasiones más injuriosa que un divorcio o que una infidelidad. La próxima parada de ese trabajador es ese mundo angustioso, degradante y vacío llamado desempleo, ese mundo gris y fantasmático que nos persigue a todos y que estudios relacionados con Salud Mental lo asocian con el riesgo de perder la estructuración del tiempo, la anulación del sentido de comunidad, la lesión de las relaciones sociales y la identidad, cambios del comportamiento y trastornos en las funciones biológicas, e incluso para algunos hombres, determinados por los antiguos designios de la patriarcalidad, que se asumen obligatoriamente abastecedores de sus hogares, para esos hombres el desempleo puede llevar la cara de la disfunción sexual. Después de vivir esas dos etapas que nos queda decir cuando la empresa se niega a pagar los beneficios que por años un trabajador va acumulando para un probable futuro y así lo deja sin liquidación, sin pago de prestaciones sin ningún sustento económico para poder sostenerse mientras el duelo pasa, que nos queda decir sino que en este escenario la muerte ronda.
Esta historia que puede ser la mía o la tuya o la de cualquier mujer, le toco vivirla a Gloria, quien sin que se mediara entre institución y empleada media frase, supo que “las relaciones laborales” que ella mantenía con la institución, como Profesora de Inglés, se terminaron un día cualquiera del 2008; esa desilusión, esa despedida sin palabras dio su estocada final cuando no se le cancelo liquidación, ni prestaciones, ni nada que le hiciera sentir que valió la pena, que fue parte de la institución, que perteneció a un proyecto, no, simplemente para la “institución” Ella nunca existió, lo más que pudo haber sido fue un nombre que se publicaba de vez en cuando en una cartelera, porque nunca estuvo en una nomina. La caída de Ella fue estrepitosa, esa mujer que ya llevaba varios abandonos en su haber, como cualquier mujer de 54 años, que había soportado sobre sus hombros la crianza de dos hijos sin la menor ayuda, que había salido al mundo del trabajo desde joven ya fuera cuidando niños o haciendo tortas, un día quedo desamparada, con deudas, con obligaciones, con responsabilidades y un gran extravío, el extravió de la depresión y la angustia. Quizás porque aún existe en mi una dosis de a ratos inadecuada de idealismo, me afano en esperanzarme cada día para sobrevivirme y llegue a pensar que Ella podría superar y hasta ganar esa afrenta que decidió iniciar contra la empresa, pero cuando la realidad se estrella por enésima vez en mi cara la indignación me arropa, eso me volvió a pasar un día cualquiera de este 2010 cuando me entere que Ella ya no pudo soportar tanta angustia y tanta presión y la sorprendió la muerte en la figura aciaga de un Infarto.

miércoles, 18 de mayo de 2011

De los Libros de Autoestima y otros demonios...



Llama la atención cómo actualmente un grupo importante de personas se autocalifican como afanados lectores, y más llama la atención cuando preguntas los títulos de los últimos libros leídos como un grito colectivo puedes escuchar: El Alquimista, Verónica decide morir, Quien se llevo mi queso, El Caballero de la Armadura Oxidada, La culpa es de la Vaca, etc. Estas reflexiones nacen un día cualquiera de Abril cuando me dispuse a dar uno de mis cotidianos paseos por el C.C. Galerías Paraíso y entrar a NACHO; al llegar me tope de frente con una mujer que parecía sacada de una telenovela de Padrón: alta, morena, robusta, vestía un traje verde manzana muy vaporoso al estilo hindú, toda ella era verde manzana: el maquillaje de los ojos, los accesorios, la cinta con la que amarraba su cabello en una larga y postiza cola de caballo. Pero no fue su aspecto físico sino su discurso lo que más me consterno: con voz tenue y aplanada daba consejos a una ¿amiga?, ¿cliente?, ¿discípula? Con un aire etéreo le explicaba cómo debía mantenerse libre de todo mal sentimiento y pensamiento negativo de manera que ninguno de esos, pensamientos o sentimientos, se devolvieran como un boomerang y dieran de frente a su autoestima ¡¿?!.
Han sido tantos años oyendo hablar de autoestima que ya en la actualidad la palabra ha derivado en una idea mágica, un producto de mercado dirigido específicamente a la población mas vulnerable ya sea económica, cultural, emocional o intelectualmente, es el arco de triunfo que nos abrirá el camino hacia la gloria, el pasaje que nos conducirá a ese tesoro absoluto llamado felicidad. La mayoría de estos libros sustentan sus consejos en la idea de “quererse a sí mimos”, tergiversada y convertida en egoísmo, individualismo, egocentrismo, personalismo, impulsividad, irreflexión, negación de las emociones, eliminación de los procesos de duelo suplantados por el actuar inmediato, y al final del camino no se impulsa al cambio sino a la aceptación y casi resignación de quien eres y cómo eres ya que de lo contrario (no te quieres ni aceptas como eres) estarás dándole un golpe certero a tu autoestima y nadie querrá algo semejante!!!!
Quizás lo más dañino de éste manejo de la frase “autoestima”, es que provoca y sustenta la negación y decretan cuales son las emociones “buenas” y cuales son las “malas”, incitando al individuo a no autoevaluarse si de ello deriva alguna apreciación “negativa” por mas cierta que esta fuere. Recuerdo a un señor de 56 años que al levantarse por las mañanas se decía a sí mismo: no estás viejo, no tienes canas, no tienes arrugas; para él eran caricias a su autoestima que lo llevaron a una competencia con hombres mucho más jóvenes ocasionándole un episodio de angina de pecho o una señora quien confiesa no sentir odio por su exesposo en tanto ella no “alberga odio en su corazón” para ella él era solo “un perro muerto”, esa señora que tenia una seria dificultad para convertir en palabras sus emociones era una fiel lectora de libros de autoestima, lectura con la que acentuaba mas su dificultades de verbalizar sus emociones y acrecentaban sus enfermedades psicosomáticas en su caso la fibromialgia.
Estoy por creer que todo esto de los libros de autoestima son parte de una conspiración organizada por una abstracción creada desde mi paranoia y que llamo Orden Mundial, que nos quiere a nosotros sus ciudadanos, con un pensamiento único, creyéndonos lo mas humanos posible porque “no odiamos” ni nos quejamos, ni sabemos donde estamos parados, no cuestionamos, no dudamos, solo vivimos “felices” y “exitosamente resignados” en una suerte de “Mundo Feliz” con una sonrisa trastornada en nuestros labios.