RECONCILIARME ¿CON
QUIÉN?...
Por respeto a todos quienes son
unos verdaderos estudiosos de la política y de aquellos que no lo son pero la practica
los ha curtido, debo confesar que no sólo soy una irresponsable política sino
que también soy una analfabeta política (termino que escuche y leí con frecuencia
en estos últimos días). Por eso estás palabras salen desde mi más profundo
sentido común.
Nacida en una extrema pobreza, crecí
rodeada de afecto, lo que amilano la pobreza material en función de hacer
crecer mi riqueza espiritual (aunque suene cursi), mi referente: una madre
trabajadora, tímida, respetuosa, honrrada, analfabeta, religiosa, costurera,
con unos valores de honestidad infranqueables hizo de mí una mujer determinada
por los estudios y la lealtad, su máxima e individual “revolución”. Sin mirar
hacia arriba esperando que “alguito” me lanzara el Estado, estudie sin saber de becas,
pensiones, Partidos Políticos,
elecciones, ni de Marx, ni de Capitalismo, ni de Comunismo y así me Gradué de
Medico en 1990. Un hermosos logro y nada que la Política se acercaba a mí… ni
yo me acercaba a ella. No fue sino a finales de los 90 que la Política no sólo
se acercó sino que me arropó, y de un solo coñazo me cayeron encima Partidos Políticos,
Elecciones, Marx, El Capitalismo, El Comunismo, La Lucha de clase Sociales, etc
y empezó mi drama. He pasado por las dos tendencias que han marcado el destino político
de mi país en los últimos 15 años, en los últimos seis años comprendí, me comprendí,
y supe que: siempre, SIEMPRE, estaré ubicada en la acera del frente de quien
ostenta el PODER; siempre, SIEMPRE, el poderoso no será mi aliado y no me
subordinare ante él; pero nunca esas
tendencias invadieron la dimensión de lo personal, profesional o familiar.
Mi día a día está plagado de
realidades, mi consultorio está lleno de dolores y sufrimientos determinados
por las carencias económicas, de pobreza esperanzada y cuándo esas personas
están frente a mí no son Chavistas u Opositores, son seres humanos que sufren. Cuándo estoy
frente a mis amigos chavistas, esos de a pie, a quienes no los ha tocado el
poder, esos que no tienen mayor beneficio y satisfacción que sus ideales y
principios, no aquellos que ya lejos de mí son hoy la clase burguesa determinada
por lo económico, cuando estoy con esos mis chavistas, que incluye mi familia, no
siento alguna diferencia con ellos, igual se abruman por sus trabajos, por sus dificultades
económicas, por sus conflictos de pareja, son leales y puedo contar con ellos;
disfruto decirles que soy opositora, verlos reírse por mi posición y aún así
seguir a mi lado. Cuándo estoy con mis amigos “escuálidos” esos de a pie,
proletarios, de quince y último, esperanzados por una Venezuela mejor, con sus
ideales y principios, no siento ninguna diferencia con ellos, igual se abruman
por sus trabajos, por sus dificultades económicas, por sus conflictos de
pareja, son leales y puedo contar con ellos.
Entonces… ¿Con quién me debo reconciliar? En estas últimas
horas el llamado es a la reconciliación, y nos lo dicen los Medios de Comunicación,
los Lideres Políticos, el Elegido, los Partidos Políticos, es decir: Los
Poderosos. Los Poderosos nos lanzan una responsabilidad que es de ellos, y yo
no la quiero asumir, si alguien llamo a la pelea, a la confrontación, a la
lucha fueron ellos, pues reconcíliense ustedes porque YO NO ME HE PELADO CON
NADIE. No podemos seguir en ésta distorsión de realidades, afectos y emociones
que deben ser llevado a sus espacios y dimensiones, hoy no es raro que alguien se ofenda más porque
le digan FASCISTA que si le dicen Coño de Madre, porque le digan COMUNISTA a si le dicen Hijo de puta, frases que lanzaron
Los Poderosos, y las lanzaron vacías al campo de juego de lo emocional y se
llenaron de un significante que no se corresponde con la Historia de este país.
Yo sigo viviendo mi propia revolución, esa que comencé cuando niña, porque aún
continúa, y ahora la vivo con un miembro más de mi familia: mi hija. Mis
afectos están donde deben estar en el campo de juego de lo personal y familiar,
de lo emocional, no de lo ideológico, y para terminar comparto con ustedes un
cuento corto que escribí hace ya mucho tiempo y aún tiene vigencia…
Caracas,
08 de Octubre de 2012… A 13 horas del inicio del III Reinado de HChF.
Mientras
los teucros y los aqueos combatían con el ardor de la abrazadora llama, los Dioses, desde la cumbre del Olimpo,
felices instigaban a unos y otros, haciéndolos irse a las manos y promoviendo
una reñida contienda. Se deleitaban en contemplar a los guerreros cuyas densas
filas aparecían erizadas de escudos, cascos y lanzas.
En el
centro de la batalla, Glauco, vástago de Hipóloco, y el hijo de Tideo,
Diomedes, deseosos de luchar, fueron a encontrase en el espacio que mediaba
entre ambos ejércitos y después de reconocerse, alegróse Diomedes, y clavando
la pica en el almo suelo, respondió con cariñosas palabras a Glauco:“Pues eres mi antiguo huésped paterno, porque el divino Eneo hospedó en su palacio al eximio Belerofonte, le tuvo consigo veinte días y ambos se obsequiaron con magníficos presentes de hospitalidad. Soy, por consiguiente, tu caro huésped en el centro de Argos, y tú lo serás mío en la Licia cuando vaya a tu pueblo. En adelante no nos acometamos con la lanza por entre la turba. Y ahora troquemos la armadura, a fin de que sepan todos que de huéspedes paternos nos gloriamos”. Dichas estas palabras, descendieron de los carros y se estrecharon la mano en prueba de amistad.
De esta suerte que el resto de los luchadores al verlos buscaron imitar a los valientes, y así el campo que mediaba entre los dos ejércitos, fue lleno de abundantes fogatas, cuyo resplandor subía por todo lo alto, llenaron las copas de vino y celebróse una hecatombe perfecta de corderos primogénitos en nombre de la jurada amistad.
Troya aún existe.
Cecilia Dávila Dugarte
09 de enero de
2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario