domingo, 2 de noviembre de 2014

Caracas, ciudad de la furia...


Hoy me levante como todos los días, deseando que el horario de trabajo fuese de diez de la mañana a tres de la tarde, pero la realidad es que La Organización del Trabajo, inhumana y contranatura como es ella, nos impone un horario diferente que nos empuja a levantarnos, cunado menos, a las 4:00 a.m. para poder estar en nuestros puestos de trabajo a las siete de la mañana. Luego de la rutina de preparación, tanto la mía como la de mi hija, me dispuse a trasladarme a mi sitio de trabajo y como mi Luna esta un poquito enfermita me tocaba irme “a pie” es decir tomar una “camionetita”. Allí mientras escuchaba, muy a mi pesar, la estridencia de un reguetón, me enteraba de los últimos acontecimientos de ésta ciudad descrito por dos pasajeros que inmutables parecían contar una película, una historia fría, ajena, lejana y al mismo tiempo tan de nosotros:

-       - Mi esposo me dijo que los habían matado ayer. Eso se veía venir. Mi esposo los conocía, ellos se burlaban  de él, le decían Güevon hasta cuando vas a seguir siendo mototaxista. Ellos se la pasaban luciendo cadenas de oro, carros nuevos y una motos arrechisimas!!! Yo le digo a mi esposo, ellos tenias motos y carros y rial pero tu estas vivo.

-       - Así me dijeron, parece que les metieron plomo hasta en la yema de los dedos.

-       - Mi esposo andaba mal, él vio los cadáveres y los  sesos estaban pegado en las paredes.

-       - Ellos se lo buscaron.

-       - Ya uno no sabe ni quienes son. Hasta el mas pendejo es uno de ellos!!

-       - Coño si, el hijo de la comadre Yadira, que hasta cara de mongolico tenia y que yo siempre pensé que era retardado, me entere que era de los peores, Y eso que ese chamo lo tenia todo, porque mi comadre se fajo para darle todo. Tenia su casa allá arriba, una casa grandota y lo que pidiese se lo daban. Pero igual lo mataron, no tenia ni treinta.

-       - Y el muchachito de Las Adjuntas?

-       - Ese cuando vio venir a los carajos a los que les había quitado una pistola, solo como que dijo “coño me jodi”….

-       - Así dicen, bueno, así dice la carajita que estaba con él, una pelito corto que no pudo ni ir al entierro.

-       - A mi compadre un amigo le encañono a uno de sus hijos por el pecho, el carajo y que estaba jugando y el niño tiene pesadillas y no puede dormir…

-       - Coño, alguien le hace eso a mi hijo y lo mato…

- Llegue a mi parada, me baje con cuidado no me fuese a atropellar un mototaxista. Aunque iba tarde a mi trabajo invite a mi hija a comer juntas y en un “restaurant” como le dice ella a una arepera de las menos honrosa que he conocido, nos comimos una empanada grasienta con café con leche frío, me sabia una irresponsable por darle ese desayuno a mi hija y porque llegaría tarde a su colegio y a mi trabajo, pero la quería muy cerquita a mí esa mañana. La veía comer y escuchaba sus cuentos de niña mientras pensaba la manera de inventarle la vida. Termine mi jornada laboral sin saber a donde dirigirme, deje pasar la tarde, con una angustia inusual, no con esa angustia que he sabido llevar desde los cinco años, era otra, desconocida, oculta, extraña, peligrosa.  

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