Decía mi profesor de Post-Grado que no había algo más sabroso que un chisme degustado entre el aroma del café, el dulce de las galletas y bajo el tenue naranja del atardecer; para ser sincera lo de las galletas y el atardecer son míos y es que estoy convencida de que si todos los chismes se dieran en este escenario, la disposición anímica de quien escucha o de quien imparte la información estaría presta a la bondad, la nobleza y la ternura, característica atípicas en un chisme o rumor.
Según Gordon W. Alport en su libro La psicología del Rumor: “Gran parte de la conversación de sociedad es intercambio de rumores. En nuestra cotidiana chismografía tomamos y damos nutridas listas de chismes –no siempre inofensivos -. Un rumor es una proposición específica, que se pasa de persona a persona, por lo general oralmente, sin medios probatorios seguros para demostrarla. Las condiciones básicas son: primero, el asunto del cuento deberá revestir cierta importancia, tanto para el que lo trasmite como para el que lo escucha: luego, los hechos reales han de estar revestidos de cierta ambigüedad. Cualquier necesidad humana puede impartir movimiento a un rumor: la ansiedad y el miedo son los estímulos ocultos de las historias macabras y los malos presagios que tan a menudo oímos; la esperanza y el deseo están en la base de los rumores “rosados”; el odio sostiene los cuentos acusatorios y calumniosos”. Hay que diferenciar entre el chisme o rumor y el chantaje, en este último se es conocedor de una verdad y se manipula y amenaza con hacerla difundir; en el rumor o chisme no hay verdad certificada y la fuente de donde sale el comentario siempre es ambigua aunque se asegure que “me lo dijo una persona que conozco que es muy allegada a…” o “es de muy buena fuente”.
Lo cierto es que todos en algún momento nos hemos topado con un chisme o rumor, hemos sido protagonistas, lo hemos difundido o cuando menos hemos sido receptores; día a día somos elementos presentes en la difusión de esos chismes o rumores que colman nuestra cotidianidad. Pero, sin embargo, a pesar de ser tan cotidianos, hay momentos en que la intensidad del chisme o rumor sobrepasa lo acostumbrado y entonces uno es tomado por esa dinámica ambigua y tendenciosa sea cual sea el rol que este jugando (protagonista, difusor o receptor) y te sumerges en un mundo perverso de confusiones y desconciertos.
La primera vez que sentí esa angustia en la boca del estomago por ser protagonista de algún rumor que corre, fue a los diez años. Tempranamente fui testigo de cómo el interés sexual y el “amor” monopolizan buena parte de la chismografía y la mayor parte de los escándalos corrientes. Recuerdo que un día, de enero o febrero, una niña del salón a quien no conocía se me acerco y me dijo algo como esto: “Dolores te anda buscando porque tu le aceptaste un regalo a su novio el Profesor Jirafales y dice que te va a joder”. Mi timidez y yo que andábamos solas las dos arrinconadas por lo pasillos del Valerio Toledo, no podíamos salir del asombro. “¿Un regalo?”, pregunté. “Si, alguien se lo dijo, es mejor que le devuelvas al Profesor Jirafales lo que te regaló”. “¿Y que fue lo que me regalo?”. “No se”. Entonces recordé que el niño me había entregado en un intercambio de tarjetas, promovido por la maestra, una de esas tarjeticas escarchadas de 4x4 cms con San Nicolases y Campanas y Velas de Navidad. Le dije: “Fue un intercambio”. “Devuélvesela o te va a joder”. Fui, escoltada por esta niña loca, y le devolví la tarjeta a un asombrado Profesor Jirafales. Hoy estoy convencida que la Dolores nunca supo de la tarjetica. Y así en el transcurrir de mi historia femenina una y otra vez hubo algún comentario de estar saliendo con este o con aquél; en un ocasión una amiga me llamo molesta porque yo me iba a casar y no la había invitado a mi boda, ella tenia fecha de matrimonio y yo no sabia nada de mi propia boda!!!!!!!!!... Luego las cosas se van complicando cuando es tu compañero quien te pregunta que tan cierto es que estés “saliendo” con este o con aquel y te entrampan algunas veces en pantanos de los se hace difícil salir o incluso ya mas nunca sales. A pesar de todo a este escenario no le temo, ha sido para mí hasta ahora inofensivo y esos mis otros escenarios: profesional y laboral se han mantenido indemnes quizás por no ser personaje público.
Pero la situación cambia cuando alguien te llama y te dice: tu estas diciendo que…. Muy pocas veces me ha pasado y por lo regular han sido situaciones en las que yo considero que lo que estoy diciendo no es dañino y la otra persona tiene una visión diferente. En una oportunidad una amiga me reclamo que yo andaba diciendo que ella se había graduado, cosa que era cierta, yo no sabia que ella quería mantener en secreto semejante logro!! Y así cosas muy sencillas que incluso he dicho frente a quien las quiere ocultar por no saberlas relevantes. Sin embargo, cuando uno se hace mas viejo, las situaciones se vuelven mas sensibles, los conflictos mas intensos y los grupos en los que uno se mueve mas suspicaces. De pronto estas envuelta en una atmósfera oscura donde van y vienen comentarios, acusatorios y difamantes, y solo estar uno presente en ese momento te pone en peligro y en el ojo del huracán. Cuando esto sucede y el protagonista no es mi amigo dejo pasar las cosas y viajo al propio corazón de la tormenta, muy diferente es cuando de quin se habal es mi amigo entonces es cuando me paro y me voy.
Las personas que ostentan algún cargo de poder, por mas que ese poder sea chiquito, van ha estar expuesto a rumores desacreditadores y vilipendiosos. Un amigo que hoy esta en la función publica en un cargo gerencial me decía que lo habían culpado de corrupto y lo ultimo de él que estaba rodando era que se estaba cogiendo a una carajita, yo solo atine a decir que se preparara porque faltaba que dijeran que era Marico!! Y es que esta última calificación es la más utilizada en el ejercicio de la calumnia para los hombres, por supuesto para las mujeres es que son putas/promiscuas. Pero no todo es tan malo, sigo defendiendo los chismes ociosos, esos que se degustan con el café y las galletas y por supuesto los “rosados” esos que descubrí desde que trabajo en la Administración Publica donde cada semana alguien llega y te dice que van a pagar un Bono: bono de productividad, de excedente, de responsabilidad, de compromiso, por la firma del contrato colectivo, por la no firma del contrato colectivo, bonos de no sé que y pare usted de contar, nunca los pagan pero le da un sabor especial al café de la mañana.
Total es que todos estamos en este juego con un rol dinámico y cambiante, Gordon W. Allpoft y Leo Postman nos dicen que nuestra más segura defensa contra el rumor es el escepticismo generalizado frente a toda información verbal e incentivan el sano escepticismo, yo por mi parte recomiendo cantar a todo volumen:
Según Gordon W. Alport en su libro La psicología del Rumor: “Gran parte de la conversación de sociedad es intercambio de rumores. En nuestra cotidiana chismografía tomamos y damos nutridas listas de chismes –no siempre inofensivos -. Un rumor es una proposición específica, que se pasa de persona a persona, por lo general oralmente, sin medios probatorios seguros para demostrarla. Las condiciones básicas son: primero, el asunto del cuento deberá revestir cierta importancia, tanto para el que lo trasmite como para el que lo escucha: luego, los hechos reales han de estar revestidos de cierta ambigüedad. Cualquier necesidad humana puede impartir movimiento a un rumor: la ansiedad y el miedo son los estímulos ocultos de las historias macabras y los malos presagios que tan a menudo oímos; la esperanza y el deseo están en la base de los rumores “rosados”; el odio sostiene los cuentos acusatorios y calumniosos”. Hay que diferenciar entre el chisme o rumor y el chantaje, en este último se es conocedor de una verdad y se manipula y amenaza con hacerla difundir; en el rumor o chisme no hay verdad certificada y la fuente de donde sale el comentario siempre es ambigua aunque se asegure que “me lo dijo una persona que conozco que es muy allegada a…” o “es de muy buena fuente”.
Lo cierto es que todos en algún momento nos hemos topado con un chisme o rumor, hemos sido protagonistas, lo hemos difundido o cuando menos hemos sido receptores; día a día somos elementos presentes en la difusión de esos chismes o rumores que colman nuestra cotidianidad. Pero, sin embargo, a pesar de ser tan cotidianos, hay momentos en que la intensidad del chisme o rumor sobrepasa lo acostumbrado y entonces uno es tomado por esa dinámica ambigua y tendenciosa sea cual sea el rol que este jugando (protagonista, difusor o receptor) y te sumerges en un mundo perverso de confusiones y desconciertos.
La primera vez que sentí esa angustia en la boca del estomago por ser protagonista de algún rumor que corre, fue a los diez años. Tempranamente fui testigo de cómo el interés sexual y el “amor” monopolizan buena parte de la chismografía y la mayor parte de los escándalos corrientes. Recuerdo que un día, de enero o febrero, una niña del salón a quien no conocía se me acerco y me dijo algo como esto: “Dolores te anda buscando porque tu le aceptaste un regalo a su novio el Profesor Jirafales y dice que te va a joder”. Mi timidez y yo que andábamos solas las dos arrinconadas por lo pasillos del Valerio Toledo, no podíamos salir del asombro. “¿Un regalo?”, pregunté. “Si, alguien se lo dijo, es mejor que le devuelvas al Profesor Jirafales lo que te regaló”. “¿Y que fue lo que me regalo?”. “No se”. Entonces recordé que el niño me había entregado en un intercambio de tarjetas, promovido por la maestra, una de esas tarjeticas escarchadas de 4x4 cms con San Nicolases y Campanas y Velas de Navidad. Le dije: “Fue un intercambio”. “Devuélvesela o te va a joder”. Fui, escoltada por esta niña loca, y le devolví la tarjeta a un asombrado Profesor Jirafales. Hoy estoy convencida que la Dolores nunca supo de la tarjetica. Y así en el transcurrir de mi historia femenina una y otra vez hubo algún comentario de estar saliendo con este o con aquél; en un ocasión una amiga me llamo molesta porque yo me iba a casar y no la había invitado a mi boda, ella tenia fecha de matrimonio y yo no sabia nada de mi propia boda!!!!!!!!!... Luego las cosas se van complicando cuando es tu compañero quien te pregunta que tan cierto es que estés “saliendo” con este o con aquel y te entrampan algunas veces en pantanos de los se hace difícil salir o incluso ya mas nunca sales. A pesar de todo a este escenario no le temo, ha sido para mí hasta ahora inofensivo y esos mis otros escenarios: profesional y laboral se han mantenido indemnes quizás por no ser personaje público.
Pero la situación cambia cuando alguien te llama y te dice: tu estas diciendo que…. Muy pocas veces me ha pasado y por lo regular han sido situaciones en las que yo considero que lo que estoy diciendo no es dañino y la otra persona tiene una visión diferente. En una oportunidad una amiga me reclamo que yo andaba diciendo que ella se había graduado, cosa que era cierta, yo no sabia que ella quería mantener en secreto semejante logro!! Y así cosas muy sencillas que incluso he dicho frente a quien las quiere ocultar por no saberlas relevantes. Sin embargo, cuando uno se hace mas viejo, las situaciones se vuelven mas sensibles, los conflictos mas intensos y los grupos en los que uno se mueve mas suspicaces. De pronto estas envuelta en una atmósfera oscura donde van y vienen comentarios, acusatorios y difamantes, y solo estar uno presente en ese momento te pone en peligro y en el ojo del huracán. Cuando esto sucede y el protagonista no es mi amigo dejo pasar las cosas y viajo al propio corazón de la tormenta, muy diferente es cuando de quin se habal es mi amigo entonces es cuando me paro y me voy.
Las personas que ostentan algún cargo de poder, por mas que ese poder sea chiquito, van ha estar expuesto a rumores desacreditadores y vilipendiosos. Un amigo que hoy esta en la función publica en un cargo gerencial me decía que lo habían culpado de corrupto y lo ultimo de él que estaba rodando era que se estaba cogiendo a una carajita, yo solo atine a decir que se preparara porque faltaba que dijeran que era Marico!! Y es que esta última calificación es la más utilizada en el ejercicio de la calumnia para los hombres, por supuesto para las mujeres es que son putas/promiscuas. Pero no todo es tan malo, sigo defendiendo los chismes ociosos, esos que se degustan con el café y las galletas y por supuesto los “rosados” esos que descubrí desde que trabajo en la Administración Publica donde cada semana alguien llega y te dice que van a pagar un Bono: bono de productividad, de excedente, de responsabilidad, de compromiso, por la firma del contrato colectivo, por la no firma del contrato colectivo, bonos de no sé que y pare usted de contar, nunca los pagan pero le da un sabor especial al café de la mañana.
Total es que todos estamos en este juego con un rol dinámico y cambiante, Gordon W. Allpoft y Leo Postman nos dicen que nuestra más segura defensa contra el rumor es el escepticismo generalizado frente a toda información verbal e incentivan el sano escepticismo, yo por mi parte recomiendo cantar a todo volumen:
“Ya yo estoy cansado/ ya yo estoy hastiado/ de tantos rumores / rumores que van / rumores que vienen cada vez peores /dicen que soy hippie / que soy sin vergüenza / los tantos rumores / pero no tienen nada de verdad son simples rumores.
Si voy por las calles/ algunos me miran yo sé porque miran/ que llevan por dentro en la mente el veneno de tantas mentiras / por eso te digo ya yo estoy cansado ya yo estoy hastiado/rumores que son en realidad ay! Simples mentiras.
Me gusta el güisqui / me gusta el tabaco y las buenas mujeres-hombres / me gusta la farra junto a mi guitarra pero con mujeres- hombres / no soy un maleante no soy traficante soy un estudiante/ y también cantante y además soy un buen amante….
(Memo con la Orquesta Billos Caracas Boys)
1 comentario:
Sencillamente genial
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